“Si no nos volvemos a Dios, las cosas no van a cambiar”, aseguró.
Hernández admite que esos sectores han sido zona roja, por lo que ha sido difícil erradicar la violencia; sin embargo, cree que la prédica puede ayudar a pacificar el ambiente en estos sectores. Considera que deben darse oportunidades laborales a los jóvenes y apoyarlos con programas deportivos y artísticos.
La marcha concluyó con un servicio religioso en la colonia Carolingia, donde el pastor Julio González dio su testimonio. Esta es la cuarta ocasión en que se efectúa esta actividad, a la que asistieron unas 300 personas.