Bequer Chocooj, comisionado presidencial contra la Discriminación, explicó que se realizó una inspección en la Granja Modelo de Rehabilitación Cantel, en Quetzaltenango; Centro de Detención Preventiva para Hombres, Pavoncito, en Fraijanes; Centro de Detención Preventivo para Hombres, Chimaltenango; y Centro de Detención Preventivo para Mujeres de la zona 18, Santa Teresa.
Sin intérpretes
La principal queja encontrada durante las inspecciones, efectuadas entre febrero y marzo pasados, a los centros penales fue la inexistencia de intérpretes en las cárceles, lo que genera discriminación, pues los reclusos indígenas no pueden comunicarse con guardias para manifestar cualquier tipo de vejamen del cual puedan ser objeto.
Pedro Bal Cúmes, del Grupo K’ayb’al, aseguró que la barrera del idioma hace que los otros reclusos abusen de las personas indígenas y los descalifiquen.
“Las ponen a hacer actividades que no les corresponden, como limpiar”, aseguró.
Hizo un llamado para adoptar medidas reales de reinserción y evitar que las cárceles se conviertan en “escuelas del crimen”.
Mario Itzep, coordinador general del Observatorio Indígena, lamentó que la población mestiza tenga privilegios en las cárceles, mientras que los mayas son maltratados.
MULTIDISCIPLINAS
Integran equipos
Rudy Esquivel, vocero del Sistema Penitenciario, reconoció la falta de traductores en muchas cárceles, aunque no especificó en cuáles. Aseguró que se persigue “cualquier vejamen físico y psicológico contra cualquier población dentro de los centros penales”, y que trabajan en la implementación de equipos multidisciplinarios —intérpretes, psicólogos y trabajadores sociales—.