El insecto originario de Asia del Este llegó a Saint-Louis, en el centro de Estados Unidos.
Allí, 17% de los árboles son fresnos, es decir, unos 14 mil, que Kincaid, responsable del servicio forestal de la ciudad, deberá tirar abajo en el transcurso de los próximos dos años para detener el avance de la plaga.
Alrededor de uno de cada cinco árboles desaparecerá, y la destrucción de fresnos modificará el aspecto de la ciudad durante toda una generación.
“He hecho todo lo posible por hacer tomar conciencia a la gente de cuán devastador va a ser”, sostiene Kincaid.
Los científicos hallaron un tratamiento con pesticidas que debe aplicarse cada año para mantener a raya a estos devoradores. Pero supera el presupuesto de la ciudad, explica.
El experto forestal hizo una estimación del valor de cada uno de los árboles, calculando los beneficios que aportan al minimizar la escorrentía de aguas pluviales y al reducir los costos de energía gracias al enfriamiento natural que genera su sombra.
“Si un fresno no genera entre US$42 y US$75 de beneficio por año, es complicado justificar esos gastos”, sostiene el funcionario.
Solo mil fresnos se sitúan en esta banda. los demás, económicamente menos convenientes, serán talados y reemplazados por otras variedades, en general más pequeñas que los grandes fresnos plantados sobre las aceras de Saint-Louis.
“No tenemos otra opción”, lamenta Kincaid.
El más destructivo en tiempos modernos
Llegado de China en el 2002 posiblemente en la madera de embalaje de mercancías, el barrenador esmeralda del fresno se ha extendido por 26 estados del país.
Los servicios forestales estadounidenses han calificado al escarabajo como “el insecto de bosque más destructivo de los tiempos modernos en América del Norte”.
“Cuando el fresno está infestado, hay prácticamente 100% de posibilidades de que muera”, explica Noel Schneeberger, un responsable de los servicios forestales federales.
Las autoridades intentaron poner los árboles en cuarentena para evitar la contaminación, pero fue en vano.
Científicos estiman que 30 millones de árboles han sucumbido ya a la plaga, y cientos de millones más están en riesgo de morir.
Pero lo que dejó perplejos a los expertos fue descubrir que este insecto parásito es relativamente benigno en Asia, su entorno original, donde parece atacar exclusivamente a los árboles enfermos o moribundos.
Allí, los fresnos sanos tendrían una resistencia química natural que la mayoría de los fresnos norteamericanos no tiene.
Por el contrario, en América del Norte, los daños son dramáticos: el escarabajo adulto excava un agujero en la corteza del árbol y deposita los huevos, y los que nacen de ahí perforan el tronco con túneles para alimentarse, alterando la capacidad del árbol de transportar agua y nutrientes. El fresno muere de hambre en menos de cinco años.
Aprender a convivir
Pese a un ciclo inevitable de destrucción, los científicos han avanzado mucho desde la llegada de barrenador esmeralda hace 14 años.
En las ciudades, los expertos estiman que los árboles muy afectados deben ser talados, mientras que los fresnos saludables pueden ser tratados con pesticidas.
Sin embargo en los bosques, donde hay demasiados fresnos que tratar, los científicos intentan conseguir la mejor manera de que convivan con el insecto perforador.
En China, los expertos han encontrado pequeños parásitos capaces de reducir la presencia de los barrenadores en entre 50% y 90% de los fresnos.
Los científicos comenzaron a introducir de forma controlada a estos depredadores naturales en América del Norte y han estado estudiando su capacidad para erradicar el insecto.
Pero serán necesarias “varias décadas o incluso un siglo” antes de ver los resultados, advierte Richard Hauer, profesor de la arboricultura urbana en la Universidad de Wisconsin, dejando pocas esperanzas de salvar millones de árboles actualmente en peligro.
Otra vía es estimular a los fresnos a producir sus propios componentes químicos para atacar a los insectos, como parecen hacer sus pares asiáticos.
Pero aún queda por ver si los científicos podrán reproducir la experiencia a gran escala en una enorme población de fresnos.