Internacional

Cuatro muertos en serie de explosiones en zonas turísticas de Tailandia

Una serie de ataques con bomba en zonas turísticas de Tailandia causaron cuatro muertos y decenas de heridos, unos hechos que la policía calificó este viernes de "sabotaje local", descartando la pista terrorista.

Un agente de la Policía científica recoge pruebas en uno de los escenarios de los atentados. (Foto Prensa Libre: AFP)

Un agente de la Policía científica recoge pruebas en uno de los escenarios de los atentados. (Foto Prensa Libre: AFP)

“No es un ataque terrorista. Es solo un sabotaje local”, aseguró el portavoz de la Policía Nacional, Piyapan Pingmuang. Poco antes, el jefe de la junta militar tailandesa, el general Prayut Chan-O-Cha, había denunciado una voluntad de “sembrar el caos”.

Por el momento, las autoridades no privilegian ninguna pista, como una posible venganza política en un clima de fuerte represión de las libertades desde el golpe de Estado de 2014. Sólo descartan que sea obra de los separatistas musulmanes del extremo sur del país.

En total, entre jueves y viernes, explotaron 11 bombas en las cinco provincias del sur de Tailandia, especialmente en las turísticas localidades costeras de Hua Hin y Phuket.

Hua Hin es la más afectada, con un doble atentado el jueves por la noche, que dejó un muerto y 21 heridos, entre ellos turistas extranjeros.

El viernes por la mañana, un nuevo doble atentado en el mismo barrio turístico provocó la muerte de una segunda persona, generando una oleada de pánico en esta localidad costera, según periodistas de la AFP en el terreno.

Persianas bajadas, calles vacías… Frente al carácter inédito de este ataque coordinado en varias ciudades de Tailandia, los habitantes de Hua Hin decidieron encerrarse en casa.

En la ciudad de Surat Thani, a 400 kilómetros más al sur, una empleada municipal perdió la vida en la explosión de una bomba.

En Phuket, la localidad costera más reputada de Tailandia, se contabilizó un único herido leve, pero el lugar del ataque es simbólico: una de las playas más turísticas del país.

El jueves por la noche en Hua Hin, ya habían explotado dos bombas con 30 minutos de intervalo y a cincuenta metros de distancia, en una zona próxima a la playa, donde se sitúan numerosos bares y restaurantes frecuentados por los turistas.

Entre los nueve extranjeros heridos figuran dos holandesas, dos alemanes y un italiano.

“Hubo mucho ruido, la policía corría por todos lados. Fue terrible”, explicó a la AFP Michael Edwards, un turista australiano que fue testigo de la explosión.

Largo fin de semana feriado

Hua Hin, situada a 200 kilómetros al sur de Bangkok, es una localidad frecuentada por numerosos turistas extranjeros, pero también tailandeses. Muchos habían llegado a esta localidad costera el jueves, por ser el inicio de un largo fin de semana feriado, con motivo del cumpleaños de la reina de Tailandia el viernes.

En Hua Hin, con su primera línea de playa invadida por los grandes hoteles internacionales y los bares nocturnos, también se encuentra la residencia de verano de la familia real.

El último ataque de magnitud en Tailandia tuvo lugar en agosto de 2015, cuando 20 personas, entre ellas numerosos turistas chinos, murieron en la explosión de una bomba en Bangkok.

El juicio contra los dos principales sospechosos debe comenzar el 23 de agosto.

Hasta ahora, aparte de este atentado, Tailandia no se ha visto golpeada por ataques de gran magnitud ni por el terrorismo internacional.

El ataque de 2015 en Bangkok nunca ha sido reivindicado. Se privilegia la pista de un grupo vinculado a la minoría uigur china, pero sin vínculos con el yihadismo internacional.

La única región afectada por las explosiones de bombas artesanales es el extremo sur del país, en la frontera con Malasia.

Allí, una insurrección de musulmanes independentistas sin relación con el terrorismo internacional hasta la fecha ha dejado miles de muertos en una década de conflicto. Los ataques son dirigidos generalmente contra los militares tailandeses.

No obstante, hasta ahora los independentistas no han reivindicado ataques fuera de su región, en este país gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de 2014.

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