CATALEJO

Castro, Bohemia, Billiken y Perón

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EL CUMPLEAÑOS 90 DE Fidel Castro me hizo recordar el lejano lustro entre 1955 y 1960, cuando yo era un niño ávido de la lectura y mis publicaciones preferidas eran Billiken, revista infantil argentina aún con vida, y la cubana Bohemia, ambas semanales y adquiridas por mi padre a 15 centavos en la librería La Lectura, de la 6ª avenida de la zona 1. Ambas influyeron en mi inocente pensamiento infantil a causa de su apoyo decidido, respectivamente, al dictador Juan Perón y a quien primero fue revolucionario y luego también dictador Fidel Castro. Este artículo solo pretende compartir con mis lectores las lecciones impartidas a mí por dichas publicaciones, al haber despertado un posterior y necesario sentimiento crítico al periodismo manipulador.

GRACIAS A BILLIKEN aún admiro al poco conocido prócer José de San Martín. Conocí mucho de la historia argentina: Manuel Belgrano, Domingo Faustino Sarmiento, supe de la tarea educativa de Constancio C. Vigil, pedagogo fundador de la revista. Nunca supe el significado del nombre, pero me entretenía con personajes de tiras cómicas como Pelopincho y Cachirula, Patoruzito y otros, así como de las portadas del dibujante Lino Palacio. Me convertí en admirador de Perón y de su esposa Evita, porque no sospechaba el sustrato propagandístico intencional o inconsciente. A principios de los años sesentas dejó de venir a Guatemala y los temas infantiles dejaron de interesarme. Con el tiempo descubrí su posición progobiernista.

BOHEMIA, TAMBIÉN SEMANAL, gozaba de fama en todo el continente. Sus artículos tenían mucha calidad, y aunque no los leía todos, sí lo hacía con secciones como “gotas del saber”, llena de datos curiosos sobre cualquier tema, así como las punzantes tiras cómicas de los dibujantes Prohías y Arrayito, y no me perdía las fotos de artistas de la época, entre ellas Celia Cruz y sobre todo la bailarina exótica Tongolele, de mechón blanco en su cabellera ondulada y unas hermosas piernas cuya demostración en esos tiempos causaba furor y aun ahora es admirable por su ritmo natural. La revista ejercía un periodismo independiente contra el dictador Batista, y su deterioro lo marcó su apoyo incondicional a los revolucionarios de la Sierra Maestra.

POR SUPUESTO, YO SIMPATIZABA con los revolucionarios. A partir de enero de 1959, las publicaciones se convirtieron en absurdamente favorables, lo cual empezó a extrañarme, al considerarlo vulgar propaganda. El gobierno confiscó la revista. Dejé de verla luego de la muerte —o asesinato— del comandante Camilio Cienfuegos en un cuestionable accidente aéreo, y de un reportaje gráfico de tres páginas sobre el fusilamiento de un esbirro de Batista. Se le mostraba primero frente al paredón, con guayabera blanca y mirada perdida, luego recibiendo la descarga y después un acercamiento de su cráneo partido en dos y ojos abiertos, sin vida. Fue mucho para mis doce años.

MIGUEL ÁNGEL QUEVEDO, director y heredero de Bohemia, poco antes de su suicidio en Caracas, en 1959, escribió un dramático testamento político para culparse por su periodismo ciego, y también a diputados, millonarios, sacerdotes extremistas y al gobierno de Estados Unidos. De estos personajes sobreviven Yolanda Montez, ahora de 84 años, en su natal México, y Fidel Castro, de 90. Es otro mundo. Se puede comparar a Tongolele con Jennifer López y también analizar con equidistancia y dolorosa serenidad la historia castrista, cuyos efectos los sufrimos todos los guatemaltecos y muchos latinoamericanos. Esa tarea le toca a la actual generación. Les digo: vale la pena enterarse de cómo eran las cosas, para comprender por qué son como son.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

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