PLUMA INVITADA

CONAMIGUA, o SINamigua

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La reciente convocatoria a elección del secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua) trae consigo una ansiada oportunidad para que los diputados al Congreso de la República revalúen seriamente la existencia misma de ese ente inoperante que está bajo su responsabilidad y supervisión.

Conamigua fue creado en 2007, cuando la población guatemalteca radicada en el exterior ya era enorme, la mayoría de ellos en irregularidad migratoria y vulnerable. Pero el resultado fue un engendro vano, perdido en un limbo entre la tutela del Legislativo, pero presupuestariamente dependiente del Ejecutivo, con un listado interminable de funciones difíciles de definir en una sola misión institucional. De ellas, sin embargo, resalto tres: a) Reunir en una sola instancia a todos los órganos pertinentes de gobierno, para que el país tuviera una dirección unificada hacia el segmento migrante; y con ello: b) Gestar y promover políticas públicas para la atención y protección del guatemalteco mientras vive en el exterior; y c) Ser un aglutinador, un punto de encuentro para las esparcidas poblaciones migrantes, entre ellas mismas y con su gobierno, para protegerse por su particular estado de indefensión. Pero se politizó desde su concepción y ahora es un botín político en cuya defensa solo parecen salir aquellos que se benefician de sus mieles.

La verdad es que actualmente Conamigua es un ente que sobra, y cuyas actividades no se acercan, ni remotamente, a los fines para los que fue creado, ni a justificar su presupuesto que, según la Cancillería, supera los Q25 millones anuales. Y llora sangre que en la actualidad un liderazgo aglutinador y gestor de la política nacional para atención al migrante en el exterior sí urge, pues la gente que sale expulsada de las comunidades rurales de nuestro país frecuentemente es más vulnerable, incluso que la de otros países.

Constantemente escuchamos noticias dramáticas allá, lejos, donde guatemaltecos son encontrados en situaciones infrahumanas extremas, sometidos a la vileza de la esclavitud moderna, de la violencia interracial, de la persecución económica y de la falta de documentación, aún de su propio país, entre muchas otras. Todo esto bajo la desidia de Conamigua que, mientras todo eso sucede, se limita a responder con comunicados inútiles condenando tales desgracias, y se dedica aquí en Guatemala a promover programas en construcción de su imagen mediática. Nuestro vacío de política hacia el migrante se ha llenado por las propuestas del Plan Alianza de la Prosperidad, para conveniencia de nuestro vecino del norte, quien en la negociación se ha quedado sin una contraparte que vele por la población migrante.

Ahora que ha salido a luz el problema de Conamigua, es necesario que los diputados tomen las riendas de este entuerto, que exijan resultados claros al candidato que elijan, y que frenen el uso proselitista de la institución; o de lo contrario, decidan de una vez por todas clausurar este triste episodio que nunca llegó a ser lo que prometió. #SINamigua

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