El descontento social de buena parte de la población de Río se tradujo en un tibio abucheo cuando Paes subió al escenario para entregar la bandera olímpica.
La ceremonia de entrega de bandera simboliza la transferencia de la sede olímpica de una ciudad a su sucesora, con lo que Tokio dio inicio este mismo domingo a su ciclo olímpico.
Gran desafío
El acto precedió a una corta presentación artística de lo que Tokio ofrecerá en 2020, una mezcla de tradiciones y tecnologías de punta.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, desde el balcón destinado a las autoridades en el Maracaná, fue testigo de la ceremonia de entrega de la bandera, a la que no acudió el presidente de Brasil, Michel Temer, quien quiso evitar los abucheos que sufrió durante la ceremonia inaugural.
Tras la ceremonia de clausura en Río, la previsión es que la bandera olímpica desembarque en Tokio el próximo miércoles.
El principal desafío de los organizadores tokiotas es hacer olvidar el escándalo de los supuestos sobornos para la elección de la ciudad como sede olímpica y los controvertidos cambios de sus principales símbolos y hasta del proyecto original del futuro estadio olímpico, considerado demasiado costoso.
La gobernadora de Tokio fue elegida para el cargo entre otras cosas por sus promesas de promover la transparencia y de poner punto final a las polémicas derivadas de la organización de los Juegos.
El proyecto de candidatura de Tokio a sede de los Juegos de 2020 se centra en la construcción de las nuevas instalaciones deportivas e infraestructuras, así como de avenidas, rascacielos, hoteles y centros comerciales con los que se pretende darle un rostro aún más moderno de la capital japonesa.