La pintura callejera de quince metros de altura y 170 metros de ancho que retrata los rostros de representantes de etnias de los cinco continentes fue un regalo de Kobra a Río de Janeiro con motivo de los Juegos Olímpicos.
La pintura, inaugurada pocos días antes de la inauguración de las justas, exigió el uso de 180 baldados de pintura acrílica, 180 latas de spray y siete elevadores hidráulicos, explicó el Guinness en un comunicado.
El mural, bautizado como “Todos somos uno” y que ocupa la totalidad de la pared frontal de un estacionamiento abandonado en el puerto de Río de Janeiro a lo largo de una cuadra, retrata los rostros de cinco indígenas, uno por cada continente.
On the occasion of the #Olympics2016, Brazilian artist Eduardo Kobra realised a 190-meter long mural in Rio. pic.twitter.com/hiqLO7pyp9
— Culture Trip (@CultureTrip) August 17, 2016
Comienza por uno de la etnia Mulsi de Etiopía (África), seguido por uno de la tribu Karen de Tailandia (Asia) , luego uno de los Tapajós de Brasil (América), un cuarto de los Chukchis de Siberia (Europa) y el último de la comunidad Hulis de Nueva Guinea (Oceanía).
La obra, al mismo tiempo, emula los anillos olímpicos y su mensaje complementa el de los principios olímpicos, explicó el muralista de 39 años nacido en Sao Paulo en una reciente entrevista a Efe.
El mural del artista callejero más reconocido de Brasil se convirtió en otra atracción del llamado Boulevard Olímpico, que es uno de los principales legados urbanísticos de los Juegos Olímpicos.
Se trata de un nuevo parque que se extiende por gran parte del área que ocupaban las bodegas y los muelles del puerto de Río de Janeiro, que fue totalmente revitalizado siguiendo el modelo de Barcelona y Buenos Aires.
El espacio incorporó importantes museos, incluyendo uno diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava; un acuario y varios espacios culturales.
Kobra inició los trabajos para su gigantesco mural a comienzos de julio con tres miembros de su equipo y lo entregó el 2 de agosto, a tres días de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos.
Hasta ahora su mayor mural en Brasil era uno que pintó en Macaé, también en el estado de Río de Janeiro, en un espacio de 2 mil 300 metros cuadrados y en el exterior contaba con uno hecho este año en un área de 1 mil 500 metros en Chicago, Estados Unidos.