Hoffmann —que como muchos en ambas cámaras del Congreso, está siendo investigada por corrupción— declaró el jueves que “nadie aquí” tiene la postura moral para juzgar a Rousseff.
“No puede ser que un senador esté diciendo cosas como esta” , dijo Calheiros, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB), del mandatario interino Michel Temer.
En una bizarra y acalorada discusión con Hoffman y otros senadores, Calheiros declaró que había pedido a la Corte Suprema no allanar la casa de Hoffman, aparentemente tratando de tocar el punto de que nadie debe meterse con los legisladores federales.
“Estoy muy triste porque esta sesión es sobre todo una demostración de que la estupidez es infinita” , agregó el líder del Senado.
Con varios senadores gritando a la vez, el jefe de justicia Ricardo Lewandowski pidió un receso de cinco minutos, luego cambió de opinión y dijo que el órgano legislativo reanudaría sesiones después de almorzar.
Se preveía que testigos de la defensa declararan el viernes.
La primera mujer presidenta de Brasil está acusada de efectuar maniobras fiscales para ocultar déficits. Rousseff, quien está a la mitad de su segundo mandato, niega haber cometido violaciones y dice que sus enemigos están conduciendo un golpe de estado.
Sus detractores dicen que ella lo hizo para fortalecer su respaldo y argumentan que esas maniobras profundizaron la crisis en la mayor economía de Latinoamérica.
Varios días de testimonios, incluyendo un discurso de Rousseff el lunes, culminarán con una votación final la semana próxima.
En mayo, el Senado votó para impugnar y suspender a Rousseff por 180 días mientras se preparaba el juicio.
El vicepresidente Temer, un ex aliado de Rousseff que ahora es su rival, asumió la presidencia interina en mayo. Si el Senado vota en favor de la salida permanente de la mandataria, Temer cumplirá el resto del término, hasta 2018.
El futuro de Dilma
La primera presidenta de Brasil, de 68 años y elegida en 2010 en medio de un boom económico que hizo agua, tomará la posta de la defensa el lunes, posiblemente acompañada de su antecesor y mentor político, Luiz Inacio Lula da Silva. Deberá hablar entre 30 y 60 minutos, según analistas, con un discurso más dirigido a la nación y no a los senadores, que ya tienen una opinión formada y que podrán además interrogarla.
Después vendrán las deliberaciones, que deben prolongarse hasta el martes, para iniciar la votación.
El presidente de la corte suprema, Ricardo Lewandowski, pidió a los senadores-jueces que dejen de lado sus posiciones ideológicas y partidarias, pero tuvo repetidamente que poner orden en los tensos debates del Senado.
“El impeachment de Rousseff es una gran victoria de la democracia, una liberación de nuestro país de la izquierda que quería perpetuarse en el poder” , dijo a la AFP Janaina Paschoal, una de los tres juristas que presentaron el pedido de juicio contra Rousseff.
En caso de ser sentenciada, Rousseff, esta mujer aguerrida que militó en una guerrilla marxista durante la dictadura (1964-1985) , quedará inhabilitada para ocupar cargos públicos por ocho años.
La mandataria insiste en que es “inocente” y denuncia ser víctima de un “golpe de estado” orquestado por Temer.
Rousseff es acusada de violar las normas fiscales al manipular datos que permitieron ocultar la verdadera situación de las cuentas públicas de su gobierno, y emitir por decreto líneas de crédito extraordinarias sin el aval del Congreso.
La mandataria aduce que esas han sido prácticas corrientes en Brasil.
Aislada en una especie de destierro en el Palacio de Alvorada, la residencia presidencial, Dilma ha pedido “mantener viva la esperanza” aunque la derrota parece cantada incluso para sus propios partidarios.
La dirección del PT rechazó por amplia mayoría el referendo para adelantar las elecciones propuesto por la mandataria si volvía al poder y en las calles de Brasilia no hay manifestantes cerca del Congreso, donde se colocaron barreras por seguridad, a diferencia de meses atrás cuando inició el proceso.
“Este es el día de la verg enza nacional”, zanjó Lula el viernes.
Crisis económica
Brasil atraviesa la peor recesión en décadas y está golpeada además por alta inflación, desempleo y un déficit de 45.000 millones de dólares.
Desde que asumió el gobierno, con el aval de los mercados, Temer ha dicho que encaminar la economía es una prioridad y que no le temblará el pulso para tomar medidas, incluso impopulares, para poner orden en las cuentas. Todo eso con una popularidad de apenas 13% y sin la legitimidad que dan las urnas.
Según medios de prensa, Temer apuesta a que el juicio termine antes de su viaje a China el miércoles para participar de la reunión del G20, a la que quiere llegar sin el título de interino. El PT por su parte, trata de atrasar el proceso.