El hermano de la Caridad Martin Hansdak trabaja en la colonia La Florida, zona 19, donde cuatro religiosos atienden a 13 hombres de edad avanzada que no tienen familiares. Además dan comida, ropa y jabón a indigentes, entregan comida en las calles y un sacerdote acude cada domingo a la Granja de Rehabilitación Pavón, en Fraijanes, para oficiar misa a los reos.
La hermana Joseph Collette, del centro que funciona en la colonia Bethania, zona 7, señaló que atienden a 80 ancianos, hombres y mujeres, que padecen alguna enfermedad y han sido abandonados. Además visitan a familias e imparten catequesis.
Las obras de las Misiones de la Caridad incluyen un comedor, a cargo de sacerdotes, en la colonia Landívar, zona 7, y en Escuintla atienden a personas con virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
La hermana Gracia, que trabaja en el centro de la zona 7, señaló que el hecho de que la Iglesia canonice a la Madre Teresa significa que pone en alto su ejemplo.
“No importa que no seas religioso, puedes ser igual de caritativo como la Madre Teresa. Cuando se pone a alguien como santo es que esa persona es un ejemplo para toda la Iglesia”, afirmó.
Esta canonización “nos reinvita a vivir los valores que ella vivía. No es que tenemos que hacernos monjas”, agregó la religiosa.
Sergio Arocha, un anciano que vive en el hogar para hombres, señaló que el apoyo que ha recibido de las misiones ha sido valioso, ya que no tiene familia ni dónde vivir.
En esos centros también es notoria la labor que realizan algunos benefactores para apoyar a los misioneros, quienes agradecen cualquier donativo en víveres, ropa o artículos de limpieza para su tarea.