Pero mientras medios como The New Yorker, The Wall Street Journal o Pitchfork se apresuraban ayer a publicar sus reseñas con el disco recién estrenado, este californiano hijo de inmigrantes mexicanos no se fue a celebrarlo por todo lo alto, sino que prefirió acudir a un homenaje íntimo y especial en su Hawthorne natal. “Es importante porque aquí crecí, acá tengo las experiencias más importantes de mi vida”, resumió con sencillez.
El alcalde de Hawthorne, la población al suroeste de Los Ángeles que vio nacer a The Beach Boys, le entregó las llaves de la ciudad en un acto en el que Cuco recibió, hasta llegar a las lágrimas, el cariño de sus padres, amigos, maestros y vecinos. “Hay dos mundos: uno es de Cuco y otro es de Omar. Y siempre quiero estar en el de Omar cuando no estoy cantando”, explicó.
Su trayectoria
El mundo de Omar comenzó a cambiar en 2016, cuando este cantante y multinstrumentista colgó en la Internet una versión de “Sleep Walk” de Santo & Johnny que se convirtió en un pequeño éxito en las redes.
Con temas en inglés y en español y el encanto artesanal de quien graba sus canciones en casa, Cuco pasó, poco a poco, de ser un secreto “milenial” a actuar en macrofestivales como Coachella (2018) y conquistar a miles de adolescentes no solo en EE.UU.
Los gustos de Cuco provienen de “todo tipo de estilos”, desde los boleros que escuchaba su madre a géneros alejados de sus composiciones como el metal o la salsa. “Siempre me he dejado inspirar por gente que crea su propia música, que crean todo el proyecto ellos mismos. Yo quería hacer lo mismo, aunque no tenía todo el dinero para tener un estudio en aquel tiempo…”, expresa el músico sobre sus inicios.
Sus trabajos artesanales
Conservar el atractivo de sus trabajos hechos por el mismo es uno de sus cualidades principales. Comenta: “En mi subconsciente mis primeras canciones son algo que simplemente se combinó y creó mi música”. Ahora también se beneficia de una producción que deja atrás el sonido “amateur”.
Entre sus éxitos destacan, por ejemplo, el pop psicodélico a lo Tame Impala de “Keeping Tabs” o “Far Away From Home”, el R&B cargado de emotividad de “Feelings”, o incursiones en la bossa nova como “Best Friend”, todo dentro de un álbum de sonido cálido y placentero que resulta ideal para un atardecer californiano.
“No juegues conmigo, me rompiste el corazón, pero también estoy muy obsesionado contigo: no sé si te amo, no sé si te odio”, canta en “Bossa no sé”, un ejemplo de que, aunque Cuco también reflexione sobre la soledad o de las drogas, “Para mí” es sobre todo un disco atravesado de principio a fin por el romanticismo.
“Es algo que me sale fácil. Es la música: uno se expresa más fácil con canciones”, señaló sobre su llamativa predisposición a hablar de amor y profundos sentimientos pese a su admitida timidez.
Fichado por el sello Interscope, este inusual rompecorazones ha sido encuadrado junto a figuras emergentes como Billie Eilish o Clairo en el “bedroom pop” (pop de dormitorio). Pero su obra puede recordar, por momentos, a otros latinos de la escena alternativa como Kali Uchis o Helado Negro.
Con los pies en la tierra y sin interés por ser una estrella, Cuco resaltó que el accidente de coche que sufrió en 2018, que detuvo momentáneamente su carrera, fue “una manera brutal” pero “necesaria” de “tomar un descanso”. “Creo que voy a empezar a producir más. Quiero poder estar en mi casa. Andar de gira me cansa mucho. Soy una persona tímida, me gusta más estar en segundo plano”.
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