En una carta dirigida al secretario de Estado de Economía, difundida por medios españoles, Soria explicó que su renuncia se produce “a petición del Gobierno” y por la “desproporcionada” utilización política que se ha hecho de su designación, en sus palabras.
La decisión de proponer a Soria para el Banco Mundial, surgida del Ministerio de Economía, suscitó fuertes críticas en España y pasó factura a Mariano Rajoy en un momento político clave en el país, donde los partidos tratan de romper el bloqueo político tras ocho meses sin Gobierno.
La noticia se conoció el viernes apenas dos minutos después del fracaso del líder conservador, por falta de apoyos, en su intento de ser investido jefe del Gobierno en el Congreso de los Diputados.
Algunas de las principales formaciones españolas, como el Partido Socialista (PSOE), el izquierdista Podemos y el liberal Ciudadanos, pidieron explicaciones al presidente interino y le acusaron de nombrar a Soria “a dedo”.
“La renuncia de Soria al Banco Mundial pone de manifiesto lo inmoral de la propuesta y las falsedades con que han intentando justificarla”, expresó hoy en Twitter el líder del PSOE, Pedro Sánchez, tras conocer la noticia.
La candidatura del ex ministro también dividió al Partido Popular (PP), la formación de Rajoy, donde algunos dirigentes la censuraron y consideraron inaceptable.
Ante las críticas, el presidente del Gobierno interino y el ministro de Economía, Luis de Guindos, defendieron estos días la propuesta. El ex ministro destacó hoy en su carta de renuncia que no está imputado, condenado ni inhabilitado para el cargo en el Banco Mundial.
Soria es amigo personal de Rajoy y se convirtió en uno de sus ministros más leales al frente de Industria, Turismo y Energía. En abril, sin embargo, su carrera política se vio truncada por su aparición en los “Papeles de Panamá”, la masiva filtración de documentos relacionados con compañías inscritas en paraísos fiscales.
Las contradictorias explicaciones que dio sobre su vinculación a una sociedad inscrita en las Bahamas en 1992 no convencieron ni dentro ni fuera de su partido. Presionado en un contexto político muy convulso en España, a dos meses de elecciones generales, decidió dar un paso atrás y renunciar a todas sus responsabilidades políticas.