El jurado presidido por Sam Mendes consagró al cineasta filipino por su largo relato de la lucha de una mujer que es liberada tras 30 años en la cárcel por un crimen que no ha cometido.
Diaz, que usa largos planos, se inspira en las novelas de León Tolstoi para narrar uno de los grandes dramas de su país, el secuestro, y luego la venganza.
“Este premio lo dedico al pueblo filipino, por su lucha y por su humanidad”, dijo el cineasta, considerado “el padre ideológico del nuevo cine filipino”.
El cineasta había participado ya en la Mostra de Venecia en la sección Horizontes, la más innovadora, con los filmes Melancholia (2008) y Morte en tierra de los encantos (2007).
“La verdad es que el jurado quedó muy entusiasmado con la película de Lav Diaz”, confesó Mendes en rueda de prensa.
La cinta, presentada el último día, consagra a un autor independiente de 57 años, que participó en el festival de Berlín con un fresco histórico de ocho horas de duración.
Con una cinta muy diferente, el célebre exdiseñador de moda de Gucci, Tom Ford, obtuvo con su segunda película, Animales nocturnos, el León de Plata por su original historia de traición y violencia, un retrato de la fragilidad humana y de su impotencia.
“Italia ha sido mi segunda casa. Estar aquí es realizar un sueño”, confesó con la voz quebrada al recibir el premio.
Brillan los latinoamericanos
Dos latinoamericanos brillaron en el palmarés veneciano: el director mexicano Amat Escalante y el actor argentino Oscar Martínez, vencedor de la Copa Volpi.
“Es emocionante recibir un premio en Venecia, donde han ganado tantos filmes que me han inspirado. Es un honor”, declaró Escalante, que mezcla en su filme La región salvaje ficción con realidad, efectos especiales con situaciones auténticas de un país violento y machista como México.
El director mexicano comparte el premio a la mejor dirección con el maestro ruso Andrei Konchalovsky por Paradise.
El cine latinoamericano, que competía con cuatro filmes, confirma su madurez y talento para narrar todo tipo de historias y tratarlas en todos los géneros, incluida la ciencia ficción.
Es el caso de Escalante, quien provocó y escandalizó con un gigantesco pulpo erótico que garantiza placer total, pero también destrucción y muerte.
“Con los demás cineastas latinoamericanos ahora nos ayudamos y nos apoyamos”, confesó el realizador a la prensa al término de la premiación.
“Con lo que sí sufrimos mucho es con la distribución, queremos que las películas se puedan ver”, dijo.
Por su parte, el actor argentino, protagonista de El Ciudadano ilustre de Mariano Cohn y Gastón Duprat convenció con su papel de escritor célebre que regresa a su perdido y modesto pueblo de origen tras 45 años de ausencia.
Aclamado en el Festival de Cannes por la laureada Relatos Salvajes (2015, Damián Szifrón) y ganador del premio en San Sebastián por El nido vacío (Daniel Burman, 2008), Martínez recibió emocionado el galardón veneciano.
“Esta distinción tiene un valor inconmesurable, porque viene de un país que ha tenido una constelación de creadores geniales única en el mundo y ha producido el mejor cine del siglo XX”, aseguró.
La primera película en inglés y sobre una mujer del chileno Pablo Larraín, Jackie, en coproducción con Estados Unidos, se llevó el premio al mejor guión, escrito por Noah Oppenheim, con que el retrata a esa “reina sin trono” que fue Jacqueline Kennedy.