EDITORIAL
Oscuras pasiones mueven al futbol
La dirigencia del deporte guatemalteco se ha caracterizado por asumir una actitud lejana a la transparencia y falta de ética, y ahora también se les puede calificar de imprudentes, al poner en riesgo la participación del futbol nacional en cualquier competencia internacional, que es la medida que acaba de dictar la Federación Internacional de Futbol Asociación (Fifa), si los dirigentes no dan marcha atrás en su intento por suspender al Comité de Regularización de la Federación del Futbol Nacional (Fedefut).
Una maniobra que ya ha fracasado porque la Fifa de inmediato respondió con la prórroga hasta mediados del 2017 del Comité, que tiene como objetivo fundamental restructurar el mecanismo que rige las elecciones de las autoridades deportivas y que hasta ahora solo ha servido para evidenciar la conducta inmoral de quienes tienen en sus manos la regencia del futbol nacional.
Ese modelo, que es una de las mayores expresiones de corrupción, por la forma reprochable en que se llega a esos cargos, debe cambiar, y eso no ocurrirá con los actuales dirigentes, quienes hasta ahora solo se han servido de sus puestos, los cuales, además, los han desempeñado de manera irresponsable a juzgar por los resultados.
Cuando los actuales dirigentes pretendieron suspender las actividades del Comité Normalizador, simplemente estaban buscando continuar con sus privilegios, una condición que es precisamente la que ahora se espera cambiar para que futuras elecciones sean transparentes.
Solo en su reducida capacidad de entendimiento se puede pretender ir en contra del ente rector del futbol mundial, porque de antemano se sabe que esa es una batalla perdida que tendrá hondas repercusiones para los futbolistas guatemaltecos.
Lo peor es observar esas actitudes de dirigentes que tampoco se han caracterizado por una conducta intachable, sino que ha sido todo lo contrario, pues es muy conocida la versión de los miles de quetzales que corren para alcanzar determinados cargos.
Cabe recordar que la intervención de la Fifa en el futbol nacional surge precisamente porque el anterior presidente de la Fedefut fue capturado para enfrentar a la justicia estadounidense, por actos de corrupción durante su mandato, y con ese antecedente lo menos que se puede esperar es una actitud de mayor compromiso para cambiar una situación que es insostenible.
A estos dirigentes les quedan 13 días para corregir su deplorable actuación y no debería transcurrir tanto tiempo para enmendar y acatar el ultimátum que puso la Fifa para cambiar su decisión, lo cual, de no ocurrir, solo redundará en mayor desprestigio para ellos y demostraría que su apego a los cargos obedece a otros intereses, los cuales claramente están muy alejados de la promoción y mejora del deporte.
Los antecedentes que vinculan a dirigentes con actos de corrupción deben ser razón suficiente para que se busque una reforma profunda en el sistema electoral del deporte nacional, y en el cumplimiento de ese objetivo deberían estar interesados todos porque cuando se actúa de manera contraria se evidencia una mezquina actitud.