Según contó Lespada, su objetivo es invertir dicha suma, que puede ascender a 300.000 pesos (US$19 mil 500) por los “intereses” de llevar cinco décadas fumando, en un tratamiento médico “para poder terminar con este flagelo tan grande que es la nicotina”.
El juez José Méndez Acosta, a cargo de la causa, admitió que no pudo confirmarse una “relación causal” entre haber fumado tabaco desde los años 70 y algunos perjuicios físicos denunciados, como las complicaciones en su sistema nervioso central, la severa disfunción sexual, el aumento de glucosa y lípidos o el proceso degenerativo de sus arterias.
Sin embargo, sí vio que exista un vínculo entre su “adicción insuperable” y el consumo, al considerar que la nicotina es “la fuente principal e inmediata” del “perjuicio psíquico” de Lespada.
El denunciante asegura que cuando inició el proceso judicial, hace ya 12 años, creía que las posibilidades de ganar a la tabacalera “eran muy pocas” y por eso celebra que el juez haya fallado a favor del “enfermo” y no de “los poderosos que contaminan a la sociedad”.
“La Justicia tiene que estar favoreciendo a la salud, no a la droga”, agrega.
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Comienzo temprano
El hombre empezó a fumar cuando era un “precoz adolescente” que practicaba varios deportes, como el fútbol o la natación, porque buscaba ser “más varonil, más grande” y lo intensificó al sentir el “efecto placentero” que le generaba.
Al poco tiempo, el hábito se convirtió en una necesidad y aunque sintió el “detrimento” que provocaba en su rendimiento físico, le resultó “imposible” evitar consumir una cantidad menor a veinte cigarrillos al día.
Esto le ocasionó una adicción de la que, afirma, “nunca” pudo liberarse.
“Saben perfectamente que están vendiendo un veneno y no frenan”, dijo.
El inédito fallo está fechado el pasado 5 de agosto pero trascendió en los medios durante los últimos días.