El demócrata Kaine y el republicano Pence básicamente repitieron de forma constante los argumentos de los candidatos presidenciales en la campaña, y utilizaron el debate para insistir en los temas que Clinton y Trump abordan en sus discursos y actos públicos.
Así, Kaine martilló todo el debate con la negativa de Trump de divulgar sus declaraciones de impuestos, al tiempo que Pence reiteró que Clinton se propone elevar los impuestos y que fue una secretaria de Estado ineficiente.
Las relaciones de Trump con el líder ruso Vladimir Putin y los cuestionamientos a la transparencia de la Fundación Clinton también fueron temas permanentemente citados por los dos candidatos a vicepresidente durante toda la discusión.
Kaine y Pence arrancaron el debate tratando de explicar por qué están listos para ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos, pero en apenas minutos el debate se convirtió en un festival de interrupciones para defender a los candidatos principales.
Kaine, un senador y exgobernador del estado de Virginia, narró su experiencia en la vida pública y dijo estar listo para apoyar a Clinton, a quien definió como una candidata “más que confiable y altamente calificada” para conducir los destinos del país.
De acuerdo con Kaine, la idea de “Trump como comandante en jefe nos asusta terriblemente”, y añadió que no lograba entender cómo Pence podía “defender el estilo egoísta y ofensivo de Trump”.
Por su parte, Pence, gobernador del estado de Indiana, respondió que es la campaña de Clinton la que usa insultos cotidianamente, en referencia a las críticas constantes de los demócratas a la candidatura del polémico millonario.
Repitiendo un tema que Trump menciona regularmente en sus discursos, Pence recordó que “enormes porciones del mundo, en particular en el Medio Oriente, están fuera de control” y que la situación que se verifica actualmente en Siria “es resultado de la débil política externa que Hillary Clinton ayudó a conducir” como secretaria de Estado.
Segundos en línea
Fácilmente eclipsados por la experiente Clinton y el locuaz magnate inmobiliario Trump, los candidatos a la vicepresidencia siguen siendo importantes considerando que cualquiera de los dos puede llegar a ser el comandante en jefe en caso de que el futuro presidente muera o renuncie.
Hasta ahora, nueve de los 44 vicepresidentes estadounidenses llegaron a ser presidentes por sucesión.
Clinton tiene casi 69 años y Trump 70 -entre los candidatos de más edad en a la presidencia- lo que ha hecho que su salud fuera un tema importante durante la campaña.
Kaine y Pence también tienen la oportunidad de compensar los excesos y los puntos débiles de sus compañeros de fórmula.
Mientras Trump cerró una agresiva semana, con ataques dirigidos incluso a una miss universo de origen venezolano, “Pence podría tratar de suministrar una imagen más respetable de los republicanos”, dijo Joel Goldstein, profesor de derecho constitucional en la Universidad de St Louis.
El demócrata Kaine, por su parte, se presentará “a sí mismo y a Clinton como personas orientadas a las políticas comprometidas a ayudar a los menos afortunados y a la clase media”, dijo Goldstein.
“Yo esperaría que la mayor parte de la discusión sea sobre los candidatos presidenciales y sus políticas y no sobre los candidatos a vicepresidente”, agregó.
Convencer a los no convencidos
Clinton dijo que elegía al senador Kaine porque quería a alguien con la suficiente experiencia como para “literalmente levantarse un día y ser el presidente de Estados Unidos”.
“Nunca perdió una elección”, dijo Clinton sobre su compañero de fórmula y actual gobernador de Virginia.
Kaine, de 58 años, es visto como alguien que puede ayudar a Clinton a obtener el apoyo de los votantes masculinos independientes y su fuerte español puede ayudar a cimentar la popularidad de Clinton entre los votantes hispanos.
Cuando Trump presentó a Pence como su compañero de fórmula, el multimillonario definió al gobernador de Indiana como un hombre “sólido” y una figura de unidad.
El hombre, de 57 años, exintegrante del Congreso y cristiano evangélico conservador, podría asumir la tarea de tranquilizar a los votantes alarmados por la retórica incendiaria de Trump.
“Puesto que tan pocos republicanos visibles están apoyando a Trump con entusiasmo, el gobernador Pence ha servido como un importante sustituto para Trump”, dijo Goldstein.
Un análisis de Gallup efectuado antes de que Joe Biden y Paul Ryan se enfrentaran en el 2012 demostró que los debates de los vicepresidentes rara vez tienen impacto.
Incluso después del debate del 2008 que enfrentó a Biden y a la enérgica Sarah Palin -y que fue visto por casi 70 millones de espectadores- la intención de voto se mantuvo casi incambiada.