Según el PNUD, solo el 59% de niños se inmunizó con las vacunas BCG; DPT —contra tres enfermedades— y sus dos refuerzos; contra la poliomielitis y sus dos refuerzos, y contra el sarampión.
Las cifras señalan que la vacuna contra el sarampión fue la que menos se aplicó, con el 63.2% de población inmunizada, mientras que la BCG, que se aplica al nacer, fue la que tuvo una cobertura mayor, con el 98%.
El informe indica que el 0.6% de población entre 12 y 23 meses no recibió ninguna vacuna.
Al observar las cifras totales de país se puede determinar que las primeras vacunas son las que más se aplican, pero la cobertura se reduce con el primer refuerzo y es mucho menor cuando se trata del segundo.
Por ejemplo, la vacuna contra la poliomielitis tiene una cobertura de 97.6%, pero para el primer refuerzo la cifra se reduce a 91.7% y para el segundo baja a 82.5%.
Reporte OPS
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó este año un resumen de la inmunización reportada durante el 2015 por los países miembros, en donde destaca que en Guatemala solo 32% —108—, de 338 municipios, alcanzan el 95% de vacunación —el resumen solo contabiliza 338 de 340 municipios actuales—.
En los niños menores de 12 meses, el reporte señala que solo el 32% de los recién nacidos alcanza a ser vacunado contra la hepatitis B y el 79% recibe inmunización contra el rotavirus, enfermedad que causa diarreas severas.
El resumen también señala que durante el 2015 el país tuvo 83 casos de tos ferina y uno de difteria; además, hubo 176 casos sospechosos de sarampión o rubeola.
Los que más acuden
El informe de Desarrollo Humano ubica a los departamentos de Petén, El Progreso y Zacapa como los lugares donde se obtuvieron mejores coberturas de inmunización.
El documento detalla que la población que reside en el área urbana es la que más acudió a vacunar a los niños, con 61.4%, mientras que solo el 57.6% de los habitantes del área rural buscó esta protección.
También se hace una diferencia entre la población indígena y la no indígena, y es esta última la que reporta un mayor porcentaje de cobertura, con 62.3% —la población indígena registra 56.1% de vacunación—.
El nivel educativo de la madre tuvo un impacto en el porcentaje de vacunación, según el estudio.
Se revela que en las madres con educación superior, la cobertura fue de 76.2%, mientras que quienes cursaron estudios de secundaria dieron un resultado de 64.6%.
Los hijos de las mujeres con primaria completa alcanzaron 61.1% de inmunización y el resultado fue de 54.5% en las madres que no terminaron ese nivel. La cifra se reduce a 52.9% de vacunación cuando la madre se identificó como “sin educación”.
Hubo pérdidas
Prensa Libre informó el 24 de diciembre del 2014 que ese año no se inmunizó al 45% —aproximadamente 1.2 millones— de niños menores de 5 años, según cifras del Ministerio de Salud en esa época.
Después, el 19 de septiembre del 2015, se publicó una investigación sobre la pérdida de 602 mil 357 dosis de vacunas, hecho que ocurrió el año anterior y que representa un monto de Q6.8 millones.
Las pérdidas incluyeron vacunas que ingresaron en las áreas de salud pero no se registraron y tampoco se aplicaron, por lo que se presume que fueron robadas, además de dosis que se perdieron porque la cadena de frío no se cuidó y hubo desperdicio.
Sigue a la baja
Según información de la Procuraduría de los Derechos Humanos, entre enero y junio de este año la cobertura de inmunización no sobrepasaba el 41% para los niños de menos de 1 año hasta los 4 años, por lo que se teme que este año tampoco se alcance el 95% mínimo que requieren los estándares internacionales.
Los datos, proporcionados por el Sistema de Información Gerencial en Salud a la Procuraduría, detallan que solo la aplicación de BCG y contra la poliomielitis alcanzó el 41% de cobertura, mientras que la más baja es la que se aplica contra la hepatitis B —17%—. El resto de vacunas se ubica entre el 32% y el 39%.
En respuesta, la cartera detalló que los saldos hasta agosto revelaban existencia para entre dos y 10 meses, por lo que se garantizaba el abastecimiento.
Las vacunas pentavalente —que previene cinco enfermedades—, contra el rotavirus y contra la poliomielitis son las que tenían menos existencia, pues según los saldos podrían terminarse durante octubre.
Vacunas mínimas
El Departamento de Comunicación Social del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) indicó que hay entre 60 y cien vacunas que previenen enfermedades, pero que estas se utilizan según la población en riesgo, por eso en el país el esquema básico contempla solo aquellas enfermedades que pueden originar una epidemia.
También se detalló que el esquema básico que sigue el Seguro Social y el sistema público de salud difiere con algunas vacunas que se ofrecen en el sector privado, como la inmunización contra la hepatitis A y contra el virus del papiloma humano, por lo que estas solo se pueden aplicar si se tienen recursos financieros para pagarlas.
La información explica que en el IGSS hay diferencia entre algunas vacunas que se aplican en los centros y puestos de Salud, como la vacuna tetravalente, que inmuniza contra la difteria, el tétanos, la tosferina y la poliomielitis, además de la DPTI —contra la poliomielitis—, que es similar a la DPT del sistema público, pero que se inyecta en lugar de ser bebible.
La recomendación del Seguro Social es que los padres tengan un control estricto en la vacunación de los menores,
pues esto es un derecho y contribuye con el control de varias enfermedades.
Intervención importante
Mario Melgar, presidente de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas, afirma que la vacunación es una de las intervenciones de salud más importantes, tanto para los niños como para los adultos.
“Vacúnese, vacúnese, vacúnese, y si no hay vacunas disponibles, regrese cuando haya. Es indispensable que los niños tengan completo su esquema de vacunación, porque se previene un buen número de enfermedades y el no estar inmunizado es un riesgo para que entre alguna enfermedad”, asegura el experto.
Melgar dice que el esquema de vacunación debe actualizarse de forma periódica, pues cada vez existen más vacunas y se debería buscar la posibilidad de incluir estas en el esquema nacional.
El médico afirma que, aunque no es indispensable y no se pone en riesgo a la población, lo ideal sería que en el país hubiese un esquema único, pues el privado es más completo y difiere con el del IGSS y este, en algunas cosas, con el del sector público”.
“Deben buscar la vacuna, no hay ninguna duda”, reitera Melgar.
Riesgo aumenta
Zulma Calderón, supervisora de Hospitales de la Procuraduría de los Derechos Humanos, asegura que el riesgo para el país aumenta debido a que no se cumplen las metas de inmunización.
“Mientras más años pasemos sin alcanzar las coberturas, el problema es que se aumenta más el riesgo de desarrollar y venir encima brotes de cualquiera de las enfermedades de atención”, señala la médica.
Calderón reconoce que el problema no compete solo a la actual administración, pues las bajas coberturas se registran desde hace tres años y se han dado casos de crisis en áreas de salud de Quetzaltenango y Huehuetenango, donde el desabastecimiento ha llegado a casi dos meses.
Una de las causas de esa baja cobertura, según la supervisora de hospitales, se atribuye a que se prescindió del programa de extensión de cobertura, el cual acercaba la salud a las poblaciones más alejadas del país.
Calderón confía en que el año finalice con mejores índices de cobertura que los registrados durante los años anteriores.