“Este premio no es solo un pergamino de reconocimiento a Delia, sino que es un acto de reivindicación para sacar del anonimato no solo a Delia, sino a los poetas, escritores y artistas guatemaltecos que tuvieron la fortuna de vivir y escribir en épocas turbulentas del país”, indicó Chea Urruela.
También recordó la relevancia de los 50 años de la entrega del Nobel a Miguel Ángel Asturias, que se cumplen el próximo año.
“Para agradecer no se puede abarcar todo dado con benevolencia. Quiero expresar mi inmensa gratitud de esta vivencia que nutre mi espíritu a la Academia Guatemalteca de la Lengua, que me propuso, así como al Consejo para las Letras del Ministerio de Cultura, quien dio su voto de confianza”, indicó la galardonada. Luego, declamó Bendita la palabra, poema creado por Quiñónez.
Durante la ceremonia, Morales Santos le entregó a Quiñónez su más reciente obra de poemas inéditos Cantos Rodados.
La escritora Ana María Valdeavellano Pinot presentó una semblanza de la reconocida escritora.
Al solemne acto asistieron directivos de la Academia Guatemalteca de la Lengua, así como familiares de Miguel Ángel Asturias, en especial, su hijo Miguel Ángel Asturias Amado, quien está de visita en el país.
La escritora también agradeció a los maestros que tuvo a lo largo de su educación, y mencionó que tuvo importantes aprendizajes con los colegas con quienes conformó el colectivo Nuevo siglo, al ver la literatura como una forma de expresión social.
Un poco de su trayectoria
- Delia Quiñónez nació en Guatemala el 7 de marzo en 1946.
- Es licenciada en Letras y profesora de Lenguaje y Estudios Sociales.
- Ha trabajado como promotora cultural de los ministerios de Educación y de Cultura.
- Perteneció al grupo de poetas nacionales Nuevo Siglo.
- Entre sus obras destacan Barro pleno (1968), Otros poemas (1982), Nos habita el paraíso (1990), Ultramar (1991), Vuelo de piedra, puño y flor (1999), y Rituales sobre la piel (2007) son algunas de sus obras.
Algunos de sus poemas
Íntima
No te diré
de qué fibra está formado
el corazón que me sostiene:
me será más dulce decir
que lo tengo hecho de ti,
de tu sonrisa,
y de las penas inmensas
que me llegan contigo…
Otra vez el amor
Todo lo dulce y amargo
brotó de un solo instante:
tiempo espacio
sacrificados
al día que llegaba entre cenizas.
