“Anuncio mi separación de Estados Unidos”, lanzó Duterte en un foro económico, pocas horas después de una cumbre con su homólogo chino Xi Jinping, suscitando fuertes aplausos.
Respecto al desacuerdo territorial con China, Duterte había dicho que quería “aplazar (este asunto) para otra vez”, con tal de dar prioridad a la cooperación económica, declarando a la televisión china que buscar “ayuda” del gigante asiático en este sector.
China saludó esta posición. El presidente Xi Jinping recibió solemnemente a Duterte en el Palacio del Pueblo, en la plaza de Tiananmen.
Duterte calificó por su parte este encuentro con Xi Jinping como “histórico”. “Mejorará y desarrollará las relaciones entre nuestros dos países”, se congratuló.
Criticado por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y la ONU por su campaña anticriminal, que ya ha causado más de tres mil 700 muertos según un recuento oficial, Duterte cuenta con el apoyo de China para esta política.
Pekín “apoya al nuevo gobierno filipino en su lucha para prohibir la droga, contra el terrorismo y la criminalidad, y está dispuesta a cooperar en este tema” con Manila, informó el ministerio de Relaciones Exteriores chino.
El miércoles, Rodrigo Duterte había dicho en un discurso ante la comunidad filipina en Pekín, que su país, colonia estadounidense hasta 1946, se había beneficiado poco de su alianza con Estados Unidos.
“Os quedasteis en mi país por vuestro propio interés. Llegó la hora de decirse adiós, amigo”, dijo, dirigiéndose a Washington.
“No iré más a Estados Unidos. Sólo me insultarán allí”, añadió Duterte.