“Quiero que se vayan y si para ello tengo que revisar o derogar acuerdos o acuerdos ejecutivos, lo haré”, señaló el líder filipino en una aparente alusión al EDCA (Pacto Mejorado de Cooperación en Defensa).
Duterte insistió así en el mensaje de alejamiento en materia de seguridad con Estados Unidos que ha venido expresando desde el inicio de su mandato, y que recalcó durante su visita a China de la semana pasada.
En su intervención ante empresas, entidades financieras niponas y altos cargos del Ejecutivo japonés, reconoció la aportación de Estados Unidos como “gran país que ayudado a Filipinas de muchas formas”, pero señaló que Manila “puede sobrevivir sin la asistencia estadounidense, aunque podría haber menor calidad de vida”.
En cuanto a su acercamiento a Pekín, Duterte señaló que “quiere ser amigo” del gigante asiático, y añadió que “no necesita armas ni misiles establecidos” en su país, una referencia al mayor despliegue militar estadounidense en Filipinas para contrarrestar el auge de China en la región.
El EDCA, firmado entre Manila y Washington en 2014 y negociado por su predecesor, Benigno Aquino, permite a EE. UU. utilizar durante 10 años bases filipinas y aumentar su presencia en una región inmersa en una disputa territorial en el mar de China Meridional que enfrenta a China con Filipinas, Vietnam, Brunei, Malasia y Taiwán.
El líder filipino hizo estas declaraciones en un acto celebrado poco antes de su reunión con el primer ministro nipón, Shinzo Abe.
Durante esa entrevista, Abe tiene previsto sugerir a Duterte que repare sus relaciones con Estados Unidos tras estas y otras declaraciones en las que ha manifestado su hostilidad hacia Washington, según adelantaron fuentes gubernamentales niponas.