Explicaron que hubo participación individual y de grupos integrado por cuatro personas, pero ninguno logró el objetivo de alcanzar los Q500 que se encontraban en la parte alta del palo de 10 metros de altura.
Añadieron que los participantes únicamente vestían una pantaloneta y no podían usar camisa, pantalón o zapatos, lo que complicó el esfuerzo que hacían para subir el palo encebado; además, hubo tiempo límite de dos minutos para alcanzar el efectivo.
Herbert Quim, del comité organizador, indicó que untaron con buena cantidad de cebo la mitad del palo y el resto tenía poco, pero algunos participantes no se percataron.
Previo a la referida actividad, se efectuó un concurso de barriletes, por lo que el cementerio fue abarrotado por decenas de visitantes; además, hubo música de marimba y grupos musicales en vivo.
También diferentes asociaciones benéficas aprovecharon para vender alimentos típicos de la época para agenciarse de recursos económicos, manifestó Karina Gutiérrez, del Convite de la Inmaculada Concepción.
Quienes visitaron el camposanto pudieron disfrutar de las habilidades de los valientes participantes, quienes decidieron aventurarse e intentar llegar a lo alto del palo encebado para obtener los Q500 de premio.