1. ¿Puede enloquecer?
La palabra lunático, que se usa para designar a alguien que padece locura, procede de luna. Antiguos sanadores y profesionales de la salud creían que existía una fuerte conexión entre el satélite natural de la Tierra y la locura. El médico griego Hipócrates escribió que “alguien de quien se apodera el terror, la locura y el miedo en la noche es porque es visitado por la diosa de la Luna”.
En 1985, un equipo de científicos realizó una extensa revisión de la literatura científica concerniente a enfermedad mental y su relación con las fases del satélite terrestre; el objetivo era comprobar si existía alguna conexión entre los crímenes, problemas de salud o crisis mentales y el astro. No hallaron evidencia alguna que la demostrara.
2. ¿Tiene influencia en los partos?
En algunas culturas se creía que las diosas de la Luna, como la china Chang’e o la Inca Quilla, controlaban las gestaciones.
En la actualidad continúa bastante extendida la idea, incluso de parte de médicos, de que en las noches en que está llena o hay súperluna, aumentan los nacimientos y las maternidades se colapsan con alumbramientos. Sin embargo, docenas de estudios han demostrado que esa creencia carece de base alguna.
3. ¿Causa desastres?
La razón por la que se produce la súperluna se debe a que la órbita de este satélite no es perfectamente circular, sino elíptica. Cuando se encuentra en el punto más cercano a la Tierra en su trayectoria, ejerce un poco mas de atracción gravitacional sobre el planeta.
Las lunas llenas en el perigeo (punto más cercano a la Tierra) traen consigo las “mareas del perigeo”, que son unos centímetros más altas de lo habitual, según explica la NOAA en su página web (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los EE. UU.), pero eso no causará ni inundaciones ni tsunamis.
4. ¿Se ven caras extrañas?
En el hemisferio lunar que se ve desde la Tierra, la lava de volcanes activos hace 4 mil millones de años fluyó por los cráteres y la cuencas creadas por impactos de meteoritos, y formó así oscuras regiones, llamadas mares lunares. Ciertas culturas, como la maya o china, distinguían en estos lugares la figura de un conejo.
El cerebro humano tienden a buscar en su entorno patrones que pueda asociar a cosas familiares, es un efecto psicológico llamado ‘pareidolia’, conocidas, sobre todo caras humanas, de ahí que muchos al mirar a la Luna vean un hombre, algo que solo queda en su imaginación.