Según el ente investigador, del 1 de septiembre de 2008 al 15 de enero de 2009, el señalado emitió 44 cheques por un total de Q1 millón 673 mil 636 de la cuenta única del tesoro de la Municipalidad de Tamahú.
Cobró cheques
Los cheques fueron emitidos a nombre de varias personas, quienes los endosaron y a su vez los devolvieron a Lares Sancir quien posteriormente los cobró.
Lares Sancir es investigado por peculado y lavado de dinero u otros activos. Las pesquisas comenzaron luego de que la Intendencia de Verificación Especial (IVE) presentó una denuncia.
Entre los indicios recopilados, se cuenta con copias de los recibos de depósitos en la cuenta ya mencionada; además, de los cheques emitidos a diferentes beneficiarios, pero con la característica de que fueron endosados por el beneficiario y posteriormente se les efectuó un segundo endoso para favorecer al extosorero.
Las investigaciones preliminares resaltan la denuncia la IVE, declaraciones testimoniales, documentales como las fotocopias certificadas de los cheques y el informe presentado por la Contraloría General de Cuentas, luego de inventarios efectuados en la Municipalidad de Tamahú.
Municipio pobre
Vecinos indicaron que lamentan que se registren este tipo de actos de corrupción, ya que Tamahú ha sido azotado por la pobreza y casos de desnutrición.
En septiembre del 2008, cinco comunidades de Tamahú sufrieron escasez de alimentos, debido a la mala cosecha y la falta de fuentes de trabajo. En ese año, la cosecha de maíz prácticamente se perdió, y las mazorcas que se logró obtener no llegaron a su tamaño normal.
Pedro Quej Caal, pastor evangélico de ese municipio indicó en esa ocasión, que muchas familias sufrían de carencia de alimentos y, debido a la falta de fuentes de empleo, la situación empeora cada día.
“El problema se debe a que los suelos son tan pobres que ninguna siembra se produce sin abono, y el año pasado un quintal de ese producto costaba Q85 en las ventas agropecuarias y este año aumentó a Q225”, enfatizó el religioso en el 2008.
Subsistencia
Domingo Quej Shol, vecino del caserío El Panteón, aseguró que la cosecha que se levantó entre septiembre y octubre de ese año, alcanzaría para que las familias subsistieran durante cuatro o seis meses, pero con lo poco que se logró solo les alcanzará para un mes.
Varias familias coincidieron en que tenían tortillas para comer, pero no frijol, porque hasta septiembre hacen la siembra para recogerla a final de año. José María Putul, otro habitante del lugar, destacó que sin abono tampoco tendrían suficiente frijol.
Difícil acceso
El Panteón es un caserío ubicado a unos 15 kilómetros de la cabecera municipal, entre las montañas, donde hay remanentes de bosques, los cuales son presionados por la agricultura de subsistencia.
Para llegar a esa comunidad se sigue la ruta del Polochic, camino de terracería en malas condiciones, y luego se debe recorrer a pie unos seis kilómetros cuesta arriba, porque no hay carretera.
La vida en esas poblaciones es muy difícil, porque se abre un pozo en cualquier parte y no se encuentra agua, por lo cual la comunidad se abastece de un manantial ubicado en la cresta de la cordillera montañosa, a tres horas de camino, donde construyeron una caja de captación, de donde, por gravedad, la llevan en tubería a las casas.