“Por la noche, cuesta por el frio, pero poco a poco me voy acostumbrando”, dijo Andrea Gil, de 20 años, quien vino al concierto desde las Islas Canarias, a 2 mil km de Madrid.
Arropada con una gruesa chaqueta marrón y una sábana sobre sus piernas, la estudiante de diseño gráfico forma parte del llamado grupo número uno, compuesto por los primeros incondicionales del cantante canadiense en llegar a acampar, según ellos el 14 de octubre.
El grupo está compuesto por 34 personas que se turnan para preservar el codiciado lugar en la cola. Como ellos, hay otra docena de grupos, integrados por entre 30 y 40 personas que se alternan.
Algunos viven en Madrid, otros han alquilado apartamentos o habitaciones de hotel, pero unos cuantos, como la propia Gil, acampan en el lugar, usan baños públicos para asearse y recargan el teléfono móvil en una toma de corriente en el estacionamiento del estadio.
Mientras unos poseen tiendas de campaña, otros están menos preparados, pero todos están dispuestos a soportar los rigores del clima frío de Madrid para disfrutar de cerca del concierto de su ídolo de 22 años, que parará en la capital española dentro de una gira mundial.
Al igual que Gil, Cristina Casas, de 19 años, afirma que las canciones de Bieber le ayudaron a superar momentos difíciles.
“A mí en el colegio me hicieron ‘bullying’, sufrí anorexia durante seis años. Estuve ingresada con 32 kilos, y su música era lo que me alegraba el día”, afirmó. “Me ayudó mucho, era lo que me hacia soportar los días, y decir que valía la pena”.
Los “Beliebers” que acampan son principalmente mujeres, pero también hay hombres.
Como Cesar Ndong, a cargo del cuidado de su hermana menor Arsenia Belén, quien vino de Murcia (sureste). “Estoy aquí por ella, porque ella es muy fan”, explica.