Básicamente es una forma de evadir los asuntos pendientes y refugiarse en otras actividades para no enfrentar responsabilidades.
Aunque parece un concepto inofensivo, en realidad la procrastinación es considerada como un trastorno que puede afectar el desenvolvimiento social de las personas, en casos extremos.
Por ejemplo, algunos desarrollan una adicción o se vuelven muy dependientes de actividades como ver televisión, navegar en internet, observar el celular, jugar videojuegos o ir de compras (sin que haya necesidad de hacerlo).
¿Cómo afecta su vida?
Silvia Fuentes, psicóloga clínica, explica que, en casos extremos, la costumbre de distraerse de los compromisos y ocuparse de otras actividades de menos importancia se asocia con un trastorno del comportamiento. En algunas situaciones, esto se vuelve tan constante que empieza a afectar el desempeño de las personas. Sucede mucho en adolescentes y jóvenes. “Creo que todos en algún momento procrastinamos, por ejemplo, cuando no nos sentimos con energías de hacer tareas o no logramos concentrarnos en alguna cosa. Es algo muy común que nos puede suceder a todos”, explica Fuentes.
Las razones por las que esto sucede pueden ser varias. Por ejemplo, manejar demasiado estrés, tener alguna preocupación o sentirnos aturdidos porque hay una lista larga de pendientes. “A veces lo que sucede es que vemos que tenemos tanto que hacer que no sabemos por dónde empezar exactamente y, en vez de organizarnos, lo dejamos para después y poco a poco vamos dejando que pase el tiempo”, agrega la experta.
Una de las consecuencias más preocupantes de no saber manejar el tiempo y caer en el círculo de la procrastinación, a un nivel crítico, es que no se pueden plantear ni concretar metas a mediano ni largo plazo.
“Si uno no maneja el tiempo, en el día a día, en actividades personales, es imposible que lo hagamos a nivel laboral, a nivel académico, todo está conectado, somos personas integrales. Cuando no sabemos organizar ni siquiera nuestro día a día, es imposible que podamos cumplir metas más ambiciosas”, explica Carlos Hurtarte, experto en gestión de tiempo.
El caso de José Barrios, un joven de 27 años, es un ejemplo oportuno para explicar los efectos negativos que puede tener la procrastinación, en casos extremos. “Es increíble pero, sin darnos cuenta, a veces convertimos un pasatiempo en una forma de perder el tiempo valioso. Eso fue lo que a mí me pasó con los videojuegos”, relata.
Barrios cuenta que su gusto por los videojuegos empezó desde los 12 años. Al principio se trataba de una actividad a la que se dedicaba en tiempos libres, por las tardes, luego de terminar las tareas o durante las vacaciones. Sin embargo, poco a poco se fue convirtiendo en una especie de adicción que afectaba su desempeño académico.
“Me di cuenta de que ya no era sano cuando empecé la universidad y sentía que me costaba mucho concentrarme para leer, estudiar y hacer tareas. Y como a cierta edad los papás se desligan de eso, muchas veces no las hacía”, recuerda el joven.
La preocupación lo hizo cambiar ciertos hábitos para convertirse en una persona más organizada. “La verdad es que son pequeños cambios. Yo antes no usaba agenda, por ejemplo, pero ahora me sirve mucho para saber qué debo hacer y cuánto tiempo me queda”, agrega.
Aunque en su caso no hubo intervención de algún profesional, hay personas que sí requieren de estas asesorías porque su comportamiento está asociado a problemas de ansiedad o inestabilidad emocional. “Es un reto de disciplina, o sea, de tener la fuerza de voluntad para dejar de hacer algo y de priorizar tus intereses. También es más fácil cuando está el apoyo de la familia porque ellos te pueden ayudar a recordarte cuando estás perdiendo el tiempo”, indica.
Consejos para dejar de procrastinar
Hurtarte explica que una de las principales razones por las que las personas caen en la procrastinación es porque no organizan por escrito sus tareas pendientes.
Según el entrevistado, seguir un proceso para organizar los compromisos de cada día es la mejor manera de aprovechar el tiempo y lograr cumplir con las responsabilidades, tener tiempo para descansar e incluso dejar una porción del día para el ocio.
Estas son algunas de las recomendaciones del experto:
- Es importante que hagamos una lista diaria. Es decir, que desde temprano sepamos qué tareas debemos resolver, en orden de prioridad e irlas realizando en el transcurso del día.
- Revisar los asuntos pendientes, desde temprano. Antes de organizar las actividades del día es importante verificar qué asuntos no han sido atendidos. Es recomendable revisar los correos recibidos, los correos enviados que ya recibieron respuesta. También verificar los mensajes que aún no respondemos.
- Luego de hacer una lista de asuntos pendientes es importante definir tiempos para resolverlos. Es decir, organizar qué obligaciones voy a cumplir durante el día, durante la semana y durante el mes. Establecer fechas límites ayuda a organizar mejor el día a día.
- Es aconsejable manejar una agenda en la que podamos apuntar todo lo que debemos hacer, con fechas de referencia. Si algo se agenda, deja de ser un pendiente. Además, al escribir algo se reduce la posibilidad de olvidarlo.
¡Cuidado con las redes sociales!
Actualmente las redes sociales son uno de los principales obstáculos que encuentran las personas para concentrarse en las actividades diarias. Se pueden convertir en un gran distractor si no se manejan de una forma organizada.
Según Hurtarte, contrario a lo que piensan muchas personas, todo lo que realizamos durante el día debe tener algún nivel de planificación y debe estar contemplado dentro de una agenda diaria. Eso también incluye el tiempo que ocupamos en las redes sociales.
“Las redes sociales sirven para muchas cosas pero se deben planificar, de lo contrario se convierten en una distracción”, asegura.
La mayoría de personas con acceso a internet a través de sus celulares, ocupa una gran porción de tiempo para revisar sus redes sociales, subir fotografías, compartir contenido, leer noticias a través de páginas de medios de comunicación, opinar, bromear y socializar desde los dispositivos. Esta puede ser una forma de interrumpir brevemente la jornada laboral y de enterarse de lo que sucede en el ambiente. No obstante, debería ser una actividad eventual, que no distraiga de las obligaciones.
“No es posible estar todo el día en el teléfono, no es posible estar cenando y estar en el teléfono, las personas que hacen eso nunca están en el momento”, explica.
Poco a poco se han ido diversificando las opciones de entretenimiento para niños, jóvenes y adultos. Las plataformas de contenido multimedia, series y películas son recursos beneficiosos si se utilizan como una forma de ocupar el tiempo libre, en familia o con amigos. Sin embargo, se puede tornar peligroso cuando una persona pasa demasiado tiempo de su día en estas actividades y no en otras más productivas como leer algún libro, pasar tiempo en familia, terminar asignaciones laborales, ordenar la casa, entre otras actividades.
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