Cada año negocian en los mercados de occidente un promedio de 60 plantas que miden entre 1.30 m y 1.60 m de altura y los venden a precios que oscilan entre Q200 y Q450.
Arcadio Figueroa cuenta que el cultivo de esta variedad, en peligro de extinción, no ha sido fácil porque su germinación es complicada y requiere de mucha atención; pero que encontró en esta actividad la forma de subsistir.
Relata que fue el primero en su comunidad en dedicarse a este cultivo, pero que en la actualidad ya son 15 los que cambiaron las hortalizas por el pinabete, aunque sus plantaciones están en la fase de crecimiento.
Todo se aprovecha
Figueroa explica que las ramillas de la poda las aprovechan para elaborar unas cien coronas y 50 guirnaldas, cuyo precio en el mercado va de Q40 a Q80.
El labriego relata que, aproximadamente, el 70 por ciento de su tiempo lo dedica a sembrar y cultivar árboles, porque su objetivo es contribuir con la conservación de una especie que está amenazada. “El resto del tiempo, lo distribuyo en mis tareas agrícolas”, expresa.
Carmelina Chávez, esposa de Figueroa, afirma que este trabajo ha servido para unir a la familia, pues mientras su esposo trabaja en el vivero o en su parcela, ella y sus hijos elaboran las coronas y guirnaldas.
Carlos Emanuel, de 12 años, hijo de la pareja, expresa que le apasiona cuidar los cultivos de pinabete y considera que es una forma de ganarse la vida honradamente.
Venta ilegal
El Instituto Nacional de Bosques (Inab) y el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), en coordinación con la Policía Nacional Civil, llevan a cabo operativos para evitar que ramillas cortadas de manera ilegal de bosques naturales lleguen a los mercados, informó Sergio Osorio Monjaraz, coordinador nacional del Programa del Pinabete.
Julio Aguilar del Conap aseguró que se han intensificado los operativos en las carreteras y zonas comerciales para verificar que el producto que se vende sea de plantaciones controladas y lleven el marchamo blanco que los certifica.
Agregó que quienes infringen la ley incurren en ilícitos que van desde el corte, transporte, venta y compra de este producto, por lo cual está contemplado prisión hasta por 20 años y multas de Q20 mil.
Aguilar sostiene que es importante la colaboración de todos los pobladores para que el bosque natural no se termine, pues se ha reducido considerablemente.
Rolando Gómez, de la Fundación para la Conservación y el Ecodesarrollo en representación del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo informó que esa entidad aprobó un proyecto denominado Manejo Sostenible de los Bosques y Múltiples Beneficios Ambientales.
Esta iniciativa trabaja en 20 municipios del occidente y busca fortalecer el marco regulatorio del manejo de bosques y suelo, y la conservación de la biodiversidad.