La histórica dirigente del conservador Partido Popular (PP) de Valencia se despertó con síntomas de ansiedad y fue atendida por una crisis respiratoria por los equipos de emergencia en un hotel situado frente al Congreso de los Diputados.
Finalmente, los facultativos no lograron reanimarla. Barberá se encontraba inmersa en un caso por presunto blanqueo de dinero del PP en el Ayuntamiento de Valencia y había sido citada a declarar el pasado lunes ante el Tribunal Supremo.
Tras ser encausada por el Supremo en septiembre pasado, el PP la obligó a darse de baja del partido después de 40 años de militancia, pero pese a todas las presiones ella mantuvo su acta de senadora y pasó a integrar el grupo mixto en la Cámara Alta. Eso le permitió conservar su aforamiento ante el Supremo
La carrera política de Barberá (Valencia, 1948) arrancó a finales de los años 70, cuando se afilió al partido Alianza Popular, antecesor del PP de Rajoy, e impulsó y cofundó la formación en Valencia. Antes, había sido periodista e incluso, con 25 años, llegó a ser nombrada “Musa del Humor” en un concurso.
Con fuerte carácter, sin complejos, ambiciosa y amiga de los baños de masas, llegó a cosechar cinco mayorías absolutas consecutivas en las urnas desde los años 90. Fue alcaldesa de Valencia de 1991 a 2015, diputada por Valencia en las Cortes Valencianas entre 1983 y 2015 y desde entonces, senadora.
En sus actos públicos, lo mismo recitaba el himno de Valencia que bailaba al son del himno del PP. Su último “hit” tuvo lugar en 2015, cuando en el arranque de las famosas fiestas de las Fallas de Valencia pronunció un discurso, calificado por muchos de bochornoso, que se hizo viral y suscitó numerosos chistes en España.
Los días de gloria de Barberá quedaron atrás cuando comenzaron a surgir escándalos en torno a su gestión, pese a que ella presumía de haber “puesto a Valencia en el mapa”. Aunque muchos ciudadanos siguieron fieles a la llamada “alcaldesa de España”, en los últimos años cada vez eran más los que la abucheaban en los actos públicos.