IDEAS
Ley anticompetencia
Una de las “prioridades” de los diputados es aprobar de urgencia una “Ley de Competencia” la semana entrante. Como mucha de la legislación que aprueban, el nombre se lo ponen al revés: la legislación logrará el efecto contrario de aquello que dice en su título: en lugar de “beneficiar” a los consumidores, los perjudicará, con menos productos y más caros. No es una ley de competencia, es una ley anticompetencia.
Es el problema cuando los burócratas y tecnócratas quieren regular cosas que no entienden, en particular lo relacionado con el mercado y la empresarialidad. Su desconocimiento de cómo funciona la economía y las empresas, hace que partan de premisas falsas, erróneas, y que como consecuencia las “soluciones” que proponen sean peor que el supuesto problema.
No entienden —o quizá escogen no entender— que la legislación para supuestamente fomentar la competencia, en donde se ha aplicado no ha logrado el fin que promulgan, sino una menor competencia. Abundan los casos tanto en Estados Unidos como en Europa. Ha llegado al colmo que cuando se finalizan algunos procesos ya la “solución” es irrelevante porque la competencia ha hecho que todo el asunto sea obsoleto.
Adicionalmente, los casos en su mayoría son puestos por los productores menos eficientes contra los más eficientes con lo que, cuando ganan los casos, lo que se hace es obligar a los productores eficientes a serlo menos. Eso siempre se traduce en productos más caros. No hay vuelta de hoja.
Si entendieran, comprenderían que lo que se necesita para que haya competencia es que no haya barreras de entrada ni de salida para ningún negocio. Barreras de entrada generalmente son aranceles, regulaciones y permisos. Mientras menos de esos haya habrá más posibilidad de que exista mucha y variada competencia en cualquier producto o servicio. Mientras más barreras haya, más difícil será que entre nueva competencia y los que ya están adentro pueden aprovecharse para tener un mercado menos competitivo.
Si no hay barreras de entrada o éstas son mínimas, en el momento que cualquiera de los jugadores, por muy “dominante” que sea, quiera aprovecharse, por ejemplo, elevando los precios más allá del mercado, siempre habrá alguien que detectará la oportunidad que esa distorsión genera y verá cómo aprovecharla, obligando a los demás a mantener sus precios cercanos al precio de mercado.
Pero la ley anticompetencia no es de eso lo que trata. Lo que pretende establecer es un complicado procedimiento burocrático en el que alguien se pueda ir a quejar porque su “competidor” no le deja “competir”. Y esto generalmente tiene que ver con que el competidor le está dando más beneficios al cliente que él. Además, serán los grandes los que tendrán los recursos para iniciar procesos contra los chicos y no viceversa.
La misma ley anticompetencia se convierte en una barrera más de entrada, y por tanto, hace más difícil la competencia. Sin mencionar los costos adicionales que pagaremos todos para mantener una nueva estructura burocrática que además tendrá la suficiente discrecionalidad como para que abunde la corrupción.
Si lo que necesitan es que exista una “ley de competencia”, pues hagan una que desregule, abra las fronteras y vele porque no existan barreras de entrada. Todo lo demás es un engaño burocrático que lo terminaremos pagando los consumidores con menos oferta de productos y servicios, a precios más caros.
Le puedo garantizar que con la ley anticompetencia los primeros que serán enjuiciados serán Uber y AirBnB. Y luego me cuenta si quienes más se beneficiaron fueron los consumidores.
Fb/jjliber