El pequeño tiene 10 años pero por su condición parece de siete. Vive en el barrio Gerona, en la zona 1, y es el menor de la familia. Su día cambió cuando Karen le dio “un regalo que lo invitó a soñar”.
“La emoción era evidente en él. Se percibía la sensación como si quisiera conocer todo el mundo en un solo día”, asegura Karen, de 22 años y estudiante de psicología.
La maravillosa travesía de Güichito lo llevó a lugares que no pensaba conocer: el Museo de los Niños y el Aeropuerto Internacional La Aurora. “Aunque fueron evidentes decenas de sonrisas durante el día, nada se comparó con la iluminación de su rostro al ver cómo volaban los aviones”, rememora Karen, quien asegura que el pequeño también le dio la lección de valorar de mejor manera todo lo que la vida le ha regalado.
“Ninguna ayuda es pequeña. Una sonrisa, un abrazo, una palabra, todo contribuye para dar felicidad a los demás”, dice Karen.