Ya el martes el Ejército y sus aliados habían tomado el barrio de Al Shaar, estratégicamente importante. Desde el inicio de la ofensiva de las tropas gubernamentales en noviembre los rebeldes han perdido más del 70 por ciento del territorio que controlaban en el este de Alepo, según el Observatorio, con sede en Londres y que reporta en base a una red de activistas sobre el terreno.
Alepo es uno de los lugares más disputados de la guerra civil siria, que ya dura casi seis años. Los fuertes combates y los bombardeos aéreos desataron estas últimas semanas la huida masiva de personas de la zona este. Según el Observatorio, desde mediados de noviembre abandonaron sus hogares en la zona rebelde más de 80 MIL civiles.
Fuentes del Gobierno sirio señalaron por su parte que hay negociaciones entre el Ejército sirio y el ruso con los insurgentes para la retirada de las milicias de la ciudad. Los rebeldes no lo han confirmado. Damasco solamente aceptará un nuevo alto el fuego cuando hayan abandonado Alepo los opositores, se indicó.
Las milicias rebeldes propusieron una tregua de cinco días para poder sacar de la ciudad a heridos y civiles. Cuando se solucione el problema humanitario se podrá hablar del futuro de la ciudad, indicaron en una declaración.
Mientras tanto las condiciones de vida siguen empeorando ante la escasez de alimentos y medicinas. Algunos civiles han manifestado su temor sobre cuál será su destino si las tropas del Ejército toman la ciudad. El martes, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, dijo que todos los rebeldes que no abandonen Alepo serán “destruidos”.
Por otra parte, el primer ministro turco, Binali Yildirim, afirma en una entrevista que publica este miércoles la agencia rusa Interfax que la ofensiva militar de su país en Siria no busca hacer caer al régimen del presidente Bachar al Asad.
“El único objetivo es eliminar a todos los elementos terroristas en la región, sobre todo al Estado Islámico (EI)”, dijo.
Los turcos iniciaron una ofensiva a finales de agosto contra las milicias armadas en el norte de Siria. El destino de los numerosos grupos étnicos de Siria es más importante que el de Al Asad, indicó Yildirim en el marco de su actual visita a Moscú.
La guerra de Siria es uno de los principales problemas que enfrenta a Rusia y Turquía. Moscú apoya a Al Assad, mientras que Ankara quiere que renuncie y apoya a grupos opositores.
Los dos países persiguen el mismo objetivo, que es acabar con el derramamiento de sangre, añadió Yildirim, que pidió a Rusia ejercer mayor presión sobre el régimen de Damasco para conseguir un alto el fuego. También aseguró que Ankara facilita contactos entre Rusia y la oposición siria.