Este tierno cuento fue publicado por primera vez en 1943 en Estados Unidos por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock, pero no fue hasta tres años más tarde (abril de 1946) cuando la editorial Gallimard pudo publicarlo en Francia, con el fin de la Segunda Guerra Mundial.
La historia, que guarda gran similitud con un accidente aéreo que sufrió el propio autor en 1935 en el desierto del Sahara, muestra “el compromiso humanista” de Saint-Exupéry, enfatizó Azoulay.
Traducida a unas 270 lenguas, es la obra literaria más traducida en el mundo después de la Biblia y ha vendido más de 145 millones de ejemplares.
Durante el homenaje, Azoulay destacó también el “compromiso”, “gran alma” y “valores de humanidad y fraternidad” que Saint-Exupéry transmitía gracias a la independencia de espíritu que siempre mantuvo.
A la actividad también asistieron familiares de Saint-Exupéry y miembros de la Armada del Aire, cuerpo del ejército francés al que perteneció el escritor durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Por su parte, Le Drian destacó la influencia que tuvo para Saint-Exupéry su carrera como aviador con la que nutrió más de una decena de cuentos y poemas de su autoría.
Una influencia que recalcó Azoulay al reiterar que “es imposible solo citar al hombre de letras, como también es imposible citar al hombre aviador”, ya que, para él, “volar era una inspiración en su vida de hombre y en su vida como artista”