Según la fuente, el hombre declaró que pensaba ejecutar un atentado suicida con ayuda de esos “zapatos bomba” contra instalaciones militares o contra sitios turísticos en Marrakech, la ciudad turística por excelencia en Marruecos.
El hombre, del que no se ofrecen detalles, responde aparentemente al perfil del “lobo solitario”, pues llevaba cerca de un año navegando por sitios yihadistas y había tratado (no se precisa cómo) de sumarse a la yihad en Siria o Irak, pero ante la dificultad del proyecto pasó a programar atentados en su propio país.
Marruecos, que libra una guerra preventiva contra el yihadismo y todo tipo de redes afines, no ha sufrido un solo atentado de este signo desde la primavera del 2011, mucho antes de la aparición del EI, pero las desarticulaciones de grupos yihadistas más o menos organizados son prácticamente semanales.