Un trío de investigadores de Sudáfrica y Alemania analizó el olor de las deposiciones de rinocerontes blancos que vivían en libertad en la reserva de Hluhluwe-umfolozi, en al provincia de KwaZulu Natal, en el este del país.
Después recrearon los olores en un laboratorio y los diseminaron en el parque para observar las reacciones de los machos.
Entonces constataron que cuando los animales percibían aromas atribuidos a otro macho, buscaban seguir los pasos de este posible competidor, pero si detectaban esencias de hembras, retardaban la marcha y disfrutaban de la fragancia, que evocaba el placer sexual.
Para los investigadores, estos resultados sugieren que los olores de la materia fecal, “transmiten información clave”, incluyendo edad, sexo y en el caso de las hembras, su disponibilidad sexual.
“Esta es una etapa esencial para entender por qué muchos mamíferos utilizan lugares comunes para defecar”, destacó el estudio.
“Es probable que estos lugares comunes para defecar sean utilizados de la misma forma en que nosotros utilizamos las redes sociales, para leer mensajes de otros miembros y también para emitir información”, agregó la investigación publicada en la revista Proceedings B, perteneciente a la Royal Society británica.