Entre el miércoles y el jueves ambos tienen previstas reuniones de “alto nivel” con miembros de la nueva administración, de acuerdo con el Gobierno mexicano. Serán reuniones iniciales para “comentar el estado actual y futuro de la relación bilateral en todos sus aspectos”.
Trump, que juró como presidente el viernes, tiene prisa por revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con México y Canadá, que rige desde 1994. Lleva meses fustigando el acuerdo, al que culpa de destruir empleos en Estados Unidos.
Su lenguaje fue duro con México antes de asumir, y en su discurso inaugural repitió cuál será su ruta: “Debemos proteger nuestras fronteras de los abusos de otros países que están fabricando nuestros productos, robando nuestras compañías y destruyendo nuestros empleos”.
Peña Nieto llamó el sábado a Trump para felicitarlo por su asunción presidencial y después Trump tuvo quizás palabras que podrían encender una mínima luz de esperanza para sus vecinos: “Creo que vamos a tener un buen resultado para México, Estados Unidos, para todos los involucrados. Es realmente importante”, dijo.
Sin embargo, está claro que Trump está decidido a cumplir con su plan de modificar los términos del acuerdo trilateral de comercio y de reforzar la frontera con un muro, que, según dice, le hará pagar a México a través de un impuesto o un reembolso.
Peña Nieto, que se encontró en México por primera vez con Trump el 31 de agosto cuando el republicano todavía era candidato, ha insistido en que México no pagará por el muro. Y, sobre todo, que defenderá su dignidad.
“Trabajaremos para fortalecer nuestra relación con responsabilidad compartida”, expresó. “La soberanía, el interés nacional y la protección de los mexicanos guiarán la relación con el nuevo gobierno de Estados Unidos”.
De acuerdo con el Gobierno mexicano, Videgaray y Guajardo tendrán reuniones con el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Reince Priebus, con el asesor presidencial y yerno de Trump Jared Kushner, y con responsables de áreas de comercio, economía y seguridad nacional, entre otros.
Videgaray afirmó que su país negociará “sin miedo” con el nuevo Gobierno estadounidense y hará valer también sus intereses.
Ambos países tienen una relación comercial de 500 mil millones de dólares anuales y una frontera compartida de tres mil 200 kilómetros, además de que en Estados Unidos hay unos 11 millones de inmigrantes mexicanos, la mitad de manera ilegal.
“Vamos a negociar con una gran seguridad en nosotros mismos, sin miedo, sabedores de la importancia que tiene México para Estados Unidos en lo económico, social y político, y vamos a negociar con inteligencia y sentido práctico”, adelantó Videgaray.