“Hay mucho por hacer en la construcción de los estadios y los campos de fútbol, así como en el alojamiento de los equipos, en el transporte y en la logística”, añadió el ex ministro de Deportes a la agencia Tass.
“Si bien 500 días es mucho tiempo, no hay que dejar de lado que cada día cuenta”.
¡Hielo, fuego y fútbol!
Las ciudades sede celebran los 5️⃣0️⃣0️⃣ días para #Rusia2018 🇷🇺https://t.co/asPTQSqmoj pic.twitter.com/0PGduTBc5f— Copa Mundial FIFA 🏆 (@fifaworldcup_es) January 30, 2017
El Mundial de 2018 está previsto que se desarrolle del 14 de junio hasta el 15 de julio en once ciudades rusas, entre ellas la capital Moscú.
“Lo más importante es el desarrollo de las ciudades y la infraestructura. Ya modernizamos los aeropuertos, hoteles y hospitales, y vamos a comprar muchos trenes, tranvías y trolebuses”, señaló Mutko.
De acuerdo a la visión del jefe del Comité Organizador, Rusia quiere mostrar durante el Mundial la diversidad de sus ciudades, más allá de Moscú y San Petersburgo.
Por eso aparecen sedes como Kaliningrado, en el oeste del país, o Sochi, en el sur, a orillas del Mar Negro. Volgogrado, ciudad de nacimiento de la ex atleta Yelena Isinbayeva, es otra de las ciudades elegidas, al igual que Ekaterimburgo, en la puertas de Siberia, y Saransk, la pequeña capital de la República de Mordovia, de sólo 300 mil habitantes.
Sin embargo, esta expansión también provoca problemas. No todas las ciudades anfitrionas tienen un club de fútbol de primera división. Además, es muy común que algunos partidos de la Liga rusa se jueguen ante unos pocos miles de aficionados, por lo que el uso de los nuevos estadios tras la Copa del Mundo también resulta incierto.
En cuanto a la construcción de los estadios, el Zenit-Arena de San Petersburgo marcó una pauta. La cancha en la que se disputará el partido inaugural de la Copa Confederaciones el 17 de junio se terminó de construir a fines de 2016, con un largo retraso y un fuerte aumento de los costos de acuerdo a lo presupuestado.
El certamen que disputarán los campeones continentales de Europa, Sudamérica, Centro y Norteamérica, África, Asia, Oceanía, más Alemania como vigente campeón del mundo y Rusia como anfitrión, le servirá a los organizadores como ensayo general.
Otro desafío para Rusia también pasa por el aspecto deportivo, después de la frustración que significó la pálida actuación de la selección en la Eurocopa 2016.
Bajo la conducción de Stanislav Cherchesov, Rusia espera cambiar su imagen. El primer desafío es el 28 de marzo en Sochi ante Bélgica, además de un posible choque ante Brasil, que de acuerdo a lo que le dijo Mutko a la agencia Tass, está en negociaciones para disputar un amistoso antes de la Copa Confederaciones.