Las redadas del pasado 7 de agosto en seis ciudades de Misisipi dejaron la moral fuertemente golpeada en la comunidad hispana integrada en mayor medida por familias guatemaltecas. No obstante, en medio de esa desolación instituciones han surgido para brindar ayuda y se han convertido en una luz en medio la oscuridad para los migrantes.
Pero ese apoyo moral y espiritual de organizaciones humanitarias e iglesias no se ha quedado solo en eso puesto que han trabajado recolectando ayuda humanitaria para estas familias que tienen hijos que mantener y, además, las siguen llegando. A las iglesias, por ejemplo, acuden ciudadanos estadounidenses que, conmovidos por la situación, aportan víveres.
Como si se tratara de un desastre natural, los salones parroquiales en estos templos lucen llenos de alimentos, agua y artículos de higiene personal para las familias afectadas, cuyo sostén económico fue arrestado en los operativos de ICE (Control de Inmigración y Aduanas) y la madre que trabajaba tuvo que renunciar para hacerse cargo de los niños.
Otros migrantes trabajadores, aunque no fueron detenidos, fueron despedidos de sus empleos a la semana siguiente porque las empresas no quieren tener problemas con las autoridades estadounidenses.
“Hay necesidad grande porque tenemos familias y algunas tienen hasta cinco integrantes o más y uno no se prepara para estas situaciones que nunca habían sucedido y ahora no tienen dinero para pagar la cuentas”, dice Waldemar M., un migrante guatemalteco que colabora en la iglesia Santa Ana, de Carthage, para coordinar la ayuda.
En esa parroquia se organizan jornadas de apoyo legal donde abogados escuchan los casos de cada migrante para tratar de encontrarles una solución y así, de paso alimentan la esperanza que por estos días está lacerada.
Es gente humilde y de buen corazón que está donando cosas para ayudar a las familias que se quedaron sin trabajo y que las compañías ya no quieren emplear”, expuso Waldemar.
En Canton, otra de las ciudades golpeadas por los operativos, la iglesia Sagrado Corazón se ha convertido en un oasis en medio del desierto para las familias guatemaltecas. En esa pequeña ciudad ubicada a 42 kilómetros de la capital del estado, Jackson, el 80% de la comunidad hispana es originaria de Guatemala y más específico de Comitancillo, San Marcos.
Blanca Peralta, una de las coordinadoras de la parroquia, refirió han ayudado desde el primer día después de las redadas, sobre todo a las familias en las que el papá, mamá o ambos fueron detenidos.
“Acá, todas las iglesias y la comunidad han dado una fuerte ayuda porque todos hemos sufrido con esto, a las familias les estamos dando alimentos y dinero, abogados y se les está tratado de ayudar con el pago de sus rentas y otras cuentas”, afirmó Peralta.
La activista de nacionalidad peruana y que cuenta con un estatus legal en EE. UU., criticó, por ejemplo, que cuando más lo necesitan los guatemaltecos es cuando más se han tardado las autoridades en responder.
El día que Prensa Libre estuvo en esa localidad, el 26 de agosto, Peralta llamó insistentemente al consulado de Guatemala en Atlanta sin que nadie respondiera. “Es urgente tener un consulado móvil en Canton para que los papás tengan documentos y se puedan arreglar los papales de los niños”, dijo al respecto.
Añadió que, si a los padres se les permite salir en libertad, de todos modos, necesitan su pasaporte porque es el único documento válido para cualquier gestión oficial.
La Cancillería afirmó que el próximo 7 y 8 de septiembre llegará un consulado móvil a Forest, ciudad ubicada a 72 kilómetros de Canton, lo que significa que los que quieran tramitar sus documentos deberán movilizarse en vehículo y exponerse a ser detenidos en retenes de la policía local.
Además, el consulado cobrará las mismas tarifas por el pasaporte y la tarjeta consular, según la Cancillería porque son cuotas establecidas por el Estado.
Situación difícil
El padre Mike O’Brien, párroco de la iglesia, calificó la situación de “muy difícil” porque muchas familias fueron separadas y ahora no tienen cómo sobrevivir, y en ese sentido, expuso que preocupa qué puede pasar con los niños en dado caso los padres sean retornados a Guatemala.
Organizaciones como la Alianza por los Derechos de los Inmigrantes en Misisipi (Mira, en inglés) también se han organizado para apoyar a los connacionales, y aparte de facilitar ayuda humanitaria también trata de asistir con abogados.
Mira también ha alzado la voz ante las “injusticias de las redadas” como lo dice su director ejecutivo Bill Chandler, quien asegura que los operativos fueron una “violación de sus derechos humanos”.
Sin embargo, Chandler destaca que en medio de toda esta “tragedia” han surgido estadounidenses que han apoyado a los migrantes ya que los consideran “personas muy amigables”.
Una de ellas es la organización Ayuda Para Nuestros Vecinos que hace activismo a favor de los migrantes con congresistas y senadores, también hace campañas para lograr un trato más humano para los hispanos.
A pesar de que su sede está en Texas, en esta crisis sus activistas se han movilizado hasta Misisipi con el objetivo de asistir legalmente a algunas familias junto el abogado de inmigración Ray Ybarra Maldonado y su equipo legal que lo han hecho desde Arizona para prestar su asesoría sin cobro alguno.
Acerca de las motivaciones que los hace apoyar a las familias migrantes, Dalila Reynoso, directora de la organización, expresó que ella es hija de padres mexicanos y madre de dos niños lo que la hace reflexionar sobre el trauma emocional que están sufriendo estas familias cuyo padre o madre están detenidos en medio de la incertidumbre diaria de los hijos por saber cuándo regresarán.
Contenido relacionado
El programa que busca bajar la migración y subir el empleo aprendiendo inglés en 10 semanas
EE. UU. pide a Centroamérica cooperación contra la migración irregular extracontinental