Para que las personas con discapacidad no tengan que depender siempre de un cuidador que los apoye a efectuar actividades cotidianas como ir al trabajo o comprar en el supermercado, los perros de asistencia pueden ayudar a lograr que ellas sean más independientes.
Apoyo
“Un perro de asistencia es aquel que fue seleccionado desde cachorro y tiene un entrenamiento específico para que luego pueda convertirse en una herramienta técnica en la vida de personas con discapacidad”, explicó ayer la psicóloga Lucía Montes, de Fundación Waybi-Bocalán, durante El Consultorio, de Prensa Libre.
Estos canes son de gran ayuda para personas con discapacidad visual, auditiva o física, y para quienes tiene autismo, entre otras condiciones. “La diferencia entre cada tipo de perro de asistencia radica en el servicio que brindará, pues un individuo en silla de ruedas puede requerir ayuda para empujar una puerta, mientras que a alguien con discapacidad auditiva, el perro le alertaría de sonidos importantes, como la alarma de incendios, por ejemplo”, comentó Raúl Maroto, experto en adiestramiento de perros de asistencia, de Waybi-Bocalan.
Beneficios
A criterio de Maroto, los beneficios que involucra tener uno de estos perros se evidencian en el sentido de independencia que adquiere la persona en condición de discapacidad, ya que podrá movilizarse con más facilidad y tendrá más autonomía en su vida cotidiana.
Montes explicó que el cambio en la dinámica familiar, la cual se modifica por la integración del animal, siempre es positivo. “Esto cambia la vida de todos porque pueden hacer muchas actividades juntos”, agregó.
Adicional a esto, cada caso tendrá necesidades específicas que mejorarán con el apoyo de un can adiestrado para ese fin. Uno de los principales aportes de un perro de asistencia para niños con autismo están relacionados con la seguridad vial.
(Fotos Prensa Libre, cortesía de Fundación Waybi)
“Con este perro trabajamos para que se ancle —se detenga y se siente— cada vez que el pequeño, quien debe ir unido al perro mediante un cinturón, quiera salir corriendo en una calle cuando ve algo interesante”, dijo Montes.
Proceso
El adiestramiento de un perro de asistencia comienza a los 2 meses de vida con la etapa de socialización, que se extiende a los 12 meses. Al año comienza el periodo de entrenamiento —habilidades básicas— e instrucción —acciones más complejas para el tipo de trabajo que efectuará—.
De acuerdo con Maroto, cuando el animal tiene entre 18 y 20 meses ya se integra en el proceso a la familia que recibirá el perro, para que comience el acoplamiento.
“Según los estándares internacionales, las razas que más se utilizan son el labrador de pelo corto y el Golden, porque son las que mejores resultados han dado. No significa que sean las únicas que puedan convertirse en perros de servicio”, dijo Maroto.
Retos
A criterio de los expertos, además de la mala infraestructura para la movilización de las personas en condición de discapacidad, otro reto de la utilización de los perros de asistencia es el desconocimiento que se tiene sobre estos.
“Recordemos que estos son animales tranquilos y entrenados para poder ayudar a las personas en su día a día. Es otro medio para lograr la inclusión”, concluyeron.
Contacto: Teléfono: 2478-4952 / En Facebook: Bocalán Guatemala
Apoyo en terapias
- No se deben confundir los perros de asistencia con los de apoyo en terapias. Estos últimos siempre son guiados por profesionales en salud o educación durante la terapia para un fin específico, según las necesidades del niño o niña.
- Los perros de apoyo en terapias no viven con las familias —los canes de servicio sí—, sino que son adiestrados y educados en centros especializados.