Del total de denuncias recibidas en el 2016, seis mil 265 eran hechos contra niños y ocho mil 433 contra adolescentes.
Fuentes consultadas refieren que este y otros delitos, como la violencia sexual, son reflejo de la falla en el sistema de protección de la niñez y adolescencia, no solo por parte del Estado, sino desde el mismo sistema primario. Por ello urge la transformación del sistema.
Según el registro del MP del 1 de enero al 16 de diciembre del año pasado, en El Progreso representó el tercer delito más denunciado dentro de esa lista, mientras que en Alta Verapaz, Baja Verapaz, Huehuetenango y Chiquimula fue el cuarto. Sin embargo, cuando se trata de cantidad de casos reportados, Guatemala registró en esas fechas tres mil 935, Alta Verapaz 944, Quetzaltenango 873 y Huehuetenango 780.
Norma Ramírez, fiscal adjunta de la Fiscalía de Niñez y Adolescencia, refirió que de cada 10 denuncias anónimas que reciben la mitad son falsas, y cuando llegan a los hogares los niños están bien cuidados, pero quizá la vecina tiene problemas con la otra o la pareja está molesta porque se quedó con los hijos y ponen la denuncia.
Refirió que esto implica pérdida de tiempo y de recursos, ya que siempre deben investigar y al final se desestiman porque no hay delito. Agregó que a veces se dan casos en que no amerita llegar al MP porque quizás una vecina insultó a un niño. “Ahí no hay maltrato, porque tiene que haber una vulneración”, dijo.
Refirió que siempre se debe investigar, porque lo que se busca es proteger a la niñez. Agregó que hay casos en los que se da criterio de oportunidad, lo cual está regulado en la Ley, y es cuando la ofensa no es tan grave, si se considera que no vulneró tanto los derechos de la persona o la sociedad. En el caso de padres, se les envía a escuela de padres, explicó.
El Refugio de la Niñez señaló que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), durante el año pasado, efectuó mil 309 exámenes forenses por maltrato físico a niños y adolescentes, y afirmó que se registraron cuatro mil 903 por delitos sexuales, 80 por heridas con arma blanca y 214 por arma de fuego.
La Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) recibió en el 2016 tres mil 314 denuncias, de las cuales 840 estaban relacionadas con la niñez, en especial por maltrato infantil.
Gloria Castro, defensora de la niñez y la adolescencia, refirió que el maltrato infantil tiene que ver con patrones de crianza, con una cultura que dice que se debe disciplinar a golpes, lo cual ha hecho que ese problema social se pueda ver en todos los departamentos y municipios, en algunos más que en otros.
Indicó que la denuncia ha sido un buen catalizador para visualizar este abuso contra los menores. “A partir de la Ley de Protección Integral y la Convención de los Derechos de los Niños se visualiza y se empieza a ver una situación que no es normal. No es normal que un padre deje a su hijo con moretes porque perdió el grado, no es normal que una mamá agarre a correazos a un niño… El Estado ha fallado mucho en el tema de desarrollar políticas de prevención para la violencia que surgen en los diferentes ámbitos donde ellos socializan”, aseveró.
Castro manifestó que la niñez y adolescencia en Guatemala se encuentran en un abandono, ya que no hay un sistema de protección articulado que coordine y que cuente con asignación presupuestaria en cada una de las instituciones para responder a las diferentes situaciones de violencia que afectan a los niños.
Leonel Dubón, director de Refugio de la Niñez, lamentó que el país no tenga un verdadero sistema de protección, lo cual ha reiterado muchas veces. “Hay un problema mucho más fuerte. Ni siquiera el sistema de protección primario funciona, el cual está constituido por la familia, la escuela y la iglesia, pero son los tres lugares donde más se están cometiendo los delitos en contra de la niñez”, indicó.
Señaló que en el maltrato infantil más del 90 por ciento de casos se da en casa, en violencia sexual el 89.7 por ciento es cometido por familiares cercanos. Agregó que en la escuela cada vez son más los casos de violencia escolar cometidos por los mismos maestros, y las iglesias se han convertido en factor de riesgo, que ya no protege como antes.
“Es evidente que el sistema primario violenta y agrede a los niños, pero también es muy evidente que no pasa nada con quienes agreden a los niños. Hablamos de que uno de cada 10 casos logra la justicia”, manifestó Dubón, y afirmó que no hay otra salida más que transformar el sistema y crear una nueva legislación que articule la institucionalidad de protección de la niñez y adolescencia.
