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Recuerdan 112 años de primera casa-hogar

Prensa Libre publicó el 3 de enero de 1966 una nota conmemorativa del 112 aniversario de la fundación de la primera casa- hogar para niños desamparados en el país.  Acá hacemos un breve recordatorio del Hospicio, luego Hogar Rafael Ayau.

Una vista del antiguo comedor en el entonces hospicio nacional, donde se aprecia la pulcritud y uniformidad de las alumnas, al momento de ingerir sus alimentos. (Foto: Hemeroteca PL)

Una vista del antiguo comedor en el entonces hospicio nacional, donde se aprecia la pulcritud y uniformidad de las alumnas, al momento de ingerir sus alimentos. (Foto: Hemeroteca PL)

La tragedia ocurrida este 8 de marzo de 2017 en el Hogar Seguro Nuestra Señora de la Asunción, en San José Pinula, nos hace recordar el origen de estos centros asistenciales, creados durante la Época Colonial.
 
Ya en el siglo XVII, el Santo Hermano Pedro se preocupaba por la cantidad de niños huérfanos o abandonados que había en Santiago de Los Caballeros.
 
En la Nueva Guatemala surgió el Hospicio Nacional –luego bautizado como Centro Educativo Asistencial-. Este sería llamado posteriormente Hogar Rafael Ayau, en memoria de un ciudadano notable que vio en la misericordia y asistencia social la forma de ayudar a niños desamparados.

La nota de 1966 decía: Hace ciento doce años, la municipalidad de Guatemala recibió el primer memorial que dio paso a la formación de lo que ahora es el centro educativo asistencial antes hospicio nacional, documento que estaba firmado por el presbítero Francisco Espinoza y por los ciudadanos Rafael Ayau y Miguel Espinoza.  

Aquella exposición presentada al concejo capitalino, habría de producir, a más de cien años de distancia, un centro donde centenares de huérfanos son atendidos y convertidos en hombres y mujeres de bien, que acaso den lustre al país.

Pero para apreciar la labor que se desarrolla en el orfanatorio, se hace necesario llegar hasta su interior y conversar con las personas que tienen a su cargo el cuidado de niñas de ambos sexos, emprendidos desde las pocas horas de nacidos, hasta la mayoría de edad 18 años, a quienes se les ofrece alimentación, asistencia médica, educación primaria, aprendizaje de algún oficio, civismo y orientación espiritual.

Y es que solamente al llegar hasta cada una de las aulas, de las salas de trabajo, de los diferentes servicios del CEA, es posible darse cuenta de aquella humanitaria labor que se realiza, sin la cual muchos guatemalteco no tuvieran, ya no un modo propio de vida, sino la vida misma devuelta casi, por aquellas mujeres y hombres que ponen sus conocimientos en beneficio de los niños desvalidos.

La casona que data desde 1857 situada en la manzana comprendida de la 14 a la 15 calles y de ?la 3a. a la 4a. avenidas, en la zona 1, tiene en su interior diversidad de instalaciones, renovadas con el tiempo e implementadas con métodos modernos, para la formación moral e intelectual de niños huérfanos o abandonados, por- que allí no se hacen distingos entre unos y otros.

Todos los niños, que por una u otra causa solicitan asilo, son atendidos con el mismo esmero y devueltos a la sociedad, cuando alcanzan su mayoría de edad, pero ya instruidos debidamente, para que comprendan el valor de la vida y la obligación del ciudadano.

Desde las salas de juegos infantiles, pasando por las aulas de primera enseñanza; por la formación cívica de los educandos, hasta llegar a los talleres; hombres y mujeres forjan el alma del niño para hacerlo hombre de bien y acaso el cimiento de un hogar feliz.

Realidad actual

Esta casa-hogar ha sufrido también el embate de los cambios antojadizos de los gobiernos de turno, debido a que de aproximadamente diez años para la fecha, solamente se atiende a aquellos niños que llegan voluntariamente a recibir alimento, techo y vivienda.
 
Durante diez años, de 1996 a 2007 una congregación ortodoxa se hizo cargo del hogar, hasta que prácticamente perdió la potestad de la custodia y capacidad de adopciones.
 
Actualmente, dicha congregación tiene como objetivo reunir a adolescentes y niños en condiciones de desamparo en un hogar fuera dde la capital, debido a que la contaminación y delincuencia han afectado el lugar donde ha funcionado el emblemático Hogar Rafael Ayau.

Como este caso hay muchos más que denotan la escasa atención del Gobierno en materia de seguridad, amparo y protección de menores.
 

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