El populismo es un estilo de gobierno más que una ideología. Puede ser de derecha, centro o izquierda. Lo que busca es acercarse al hombre o mujer “de la calle”, con argumentos simples y promesas demagógicas que no se basan en diagnósticos serios. Es como una persona que engaña a los demás haciéndoles creer que es un médico sin serlo, y les vende medicinas y tratamientos sin haberles hecho un diagnóstico. Víctimas tempranas del populismo son la verdad y el acceso a la información, con lo cual también se termina por amenazar a las instituciones democráticas.

Nos acercamos a casi tres meses de gobierno de Donald Trump, lo cual permite vislumbrar por lo menos cuatro efectos del populismo en la práctica.

Primero, su relación conflictiva con la prensa es congruente con el temor del populismo a la información y a la verdad.

Segundo, su promesa demagógica de generar empleos bien remunerados para los hombres blancos que han sufrido las consecuencias de la globalización se basa en un diagnóstico falso, que no se apega a los hechos. Su medicina fracasará. El principal problema de desempleo o empleo con bajos salarios ha surgido de la robotización y no del comercio internacional o de los migrantes. Además, la desigualdad creciente que afecta a los trabajadores norteamericanos que apoyan a Trump no se resuelve con retirarse de la economía mundial sino con políticas redistributivas, que van desde el acceso universal a la salud y a la educación hasta políticas tributarias progresivas. A su vez, las migraciones han sido fuente de dinamismo de la economía norteamericana, sus principales empresas se han beneficiado de la globalización, y la economía norteamericana era la economía desarrollada que más estaba creciendo en los últimos años, con una reducción significativa del desempleo.

Tercero, las instituciones republicanas y democráticas norteamericanas están bajo severa presión ante la enjundia de Trump. Las órdenes ejecutivas dirigidas a prohibir la entrada de ciudadanos de los 7 países mencionados han sido detenidas por diversos jueces que plantearon recursos que impidieron que entrara totalmente en práctica tanto la primera como la segunda y más elaborada iniciativa para restringir su ingreso. Sin embargo, está claro que el poder ejecutivo pretende continuar presionando a jueces o a quienquiera que se oponga para restringir la migración, y la presión del poder ejecutivo se ha extendido no solo a los jueces sino también, mediante la reducción de recursos, a los gobiernos de ciudades que pretenden proteger a los migrantes. Además, hay un fuerte cabildeo ante el Congreso para revertir la reforma de salud aprobada durante el gobierno de Obama, que favoreció a más de 20 millones de norteamericanos. Pero no hay consenso dentro del Partido Republicano sobre qué tipo de contrarreforma habría que lanzar, y la unidad del partido está amenazada.

Cuarto, la puesta en práctica de las políticas populistas en los Estados Unidos está generando desilusión en el resto del mundo. Trump está proponiendo reajustar el presupuesto de los Estados Unidos, y especialmente reducir los recursos destinados a la protección ambiental, a la investigación en salud y a la diplomacia, al mismo tiempo que se aumenta el gasto militar. Esto y otras referidas al comercio y a las migraciones están creando miedo en todo el mundo. La derrota del dirigente populista Wilders en las elecciones pasadas de Holanda, que condujo a que en las elecciones de fortalecieran las propuestas de centro, sugiere que los electores en otros países están comprendiendo los peligros que el populismo puede representar en la práctica. Las elecciones previstas en Francia, en mayo, nos dará una pauta acerca de los alcances y límites del populismo en el momento actual.

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