Patricia Martínez, quien se dedica a hacer trenzas, indicó que ofrecen sueltas, pegadas y otros estilos plasmados en catálogos y la clienta pude escoger.
Explicó que la trenza suelta simple tiene un costo de Q2, y que el precio varía de acuerdo al estilo y gusto de la clienta.
Añadió que una trenza con cabello artificial puede costar hasta Q700 y Q900, por el trabajo que lleva al momento de colocarla en el cabello. También ofrecen otras a precios a más bajos, como la trenza típica, a Q35.
Martínez señaló que generalmente atienden a mujeres, pero también prestan servicio a caballeros que deseen algún estilo.
Agregó que ella y sus compañeras son originarias de Lívingston y que ese oficio lo han heredado de su cultura.
Lesbia Vanesa Palacios, otra persona que trabaja en el lugar, indicó que a partir de las 9.30 se reúnen para ofrecer su servicio, el cual es requerido por personas de otras culturas y creencias.
En el área de servicio hay bancos de plástico y antes de recibir atención, la clienta escoge el estilo que le guste, ya que también hay muestras de diferentes clases de trenzas.