Es mixqueño y a los 18 años se fue de Guatemala. Vendió algunas pinturas suyas en Costa Rica, pero fue en Colombia donde conoció el teatro de calle y encontró su profesión, con la cual sobrevivió por un viaje en Sudamérica. Trabajó en escuelas, asilos, hospitales, de manera gratuita, y su mejor retribución fue ver a la gente feliz.
En el 2001 regresó a Guatemala. El premio que recibió en un concurso de pintura era un viaje a Francia, de donde viajó a España, Alemania e Italia. En estos países le tocó dormir en la calle y hacer acrobacias en cada semáforo, entre otras ocupaciones casuales. Pasó por muchas vicisitudes, pero el amor a su carrera lo fortaleció.
Luego, viajó a Brasil, donde estudió acrobacia de telas y trapecio. Regresó a su tierra natal en el 2005 y comenzó a enseñar lo aprendido en talleres en Cuatro Grados Norte. Su primera obra fue Panchorizo a la carte. Luego subirían a escena Makuto y Malaka. Después de vivir unos meses en México, los cuales calificó como un aprendizaje completo, trajo un nuevo espectáculo: Chopan.
En Guatemala, ha presentado diversas obras de teatro y circo para público familiar. Sueña con llegar a más niños a través de la TV, en cortometrajes. Su vida no solo está rodeada de malabarismo y acrobacias, sino de historias llenas de humor blanco para toda la familia.
“Mi intención no es hacer teatro para que los niños lleguen a divertirse mientras los papás se aburren. Yo quiero capturar las sonrisas de toda la familia”, dijo el artista en una entrevista a Prensa Libre en el 2014.
Se ha presentado en festivales de circo y teatro en Francia, Brasil, Costa Rica y Colombia. El año pasado estrenó su comedia Los sueños de Dalí, como un homenaje al pintor, escultor y escritor español Salvador Dalí, y Circópolis, una aventura urbana, que reunió a 18 artistas en varias disciplinas que presentan actos circenses, acrobacias y baile.
Tuvo dos hijas con Tonibelle Che, exbailarina y artista circense, con quien ha presentado varias obras como Los increíbles hermanos Rex.