La prueba y el error fueron el resultado del nacimiento de Pepitos Food, además de los desvelos, y el sacrificio de tiempo familiar para dar con las recetas adecuadas.
“Pensamos en hacer una diferencia, ser una opción para el desayuno, refacción o almuerzo de las personas que transitan por la calle, con precios accesibles, y que además lo encuentren a la puerta de su lugar de trabajo”, refirió Pablo Calderón.
La base del negocio parece estar bien cimentada: Nilson Castillo es administrador de empresas; Carlos Calderón, es el mercadólogo; Donald Mazariegos es psicólogo industrial y Pablo Calderón, el chef.
Los emprendedores reconocen que esa es una de las fortalezas del negocio, y que la oportunidad de triunfar se las da el haber trabajado, todos en algún momento, en el sector de alimentos.
La estrategia
Recuerdan que la idea original estaba enfocada en un food truck; sin embargo, en el camino notaron la necesidad de movilizarse en una unidad más compacta que no ocupara tanto espacio y pudieran trasladar de manera ágil.
Entonces fue cuando decidieron cambiar la estrategia y diseñaron una moto que cumpliera con el cuidado y conservación de los alimentos.
La meta era empezar a salir en la moto adaptada a finales del año pasado, pero les tomó un poco más de tiempo asegurar que el modelo funcionara a la perfección.
“No se trata solo de vender comida, nuestro objetivo es llevar sabor y satisfacción al paladar de los clientes”, expresa Castillo.
No solo se trataba de que la estrategia funcionara, “es un tema de confianza, ganar la aceptación de los clientes no es tarea fácil”, refiere Calderón.
El emprendedor dice que hasta ahora lo han logrado a través de brindar un buen servicio al cliente, trato amable e incluso personalizado, dado a que los comensales pueden elegir los ingredientes a su elección, cuidando la higiene y buenos precios, detalles que los hacen diferentes a otros negocios parecidos.
“El objetivo es preparar algo distinto con ingredientes que se compraron el mismo día. El pan es especial, ya que es elaborado de manera artesanal, además de que es exclusivo porque es un bollo redondo de 12 centímetros que no se encuentra en ningún otro lugar”, explica el chef Pablo.
En la actualidad cuentan con dos motocicletas y esperan a finales de este año llegar a seis unidades móviles.
Cada día venden entre 50 a 100 panes y los precios oscilan entre Q5 y Q10.
Sus aderezos, dicen, son parte de que el negocio sea diferenciado. Además, cada mes presentan un pan diferente para ofrecer a los clientes y próximamente lanzarán sus “panes verdes” —vegetarianos—.
Una estrategia que han implementado es la creación de grupos de chat en una red social, en donde las personas que trabajan en un mismo lugar pueden solicitar los panes a su gusto y los encargados de Pepitos Food llegan a dejarlos recién preparados.