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El amor de madre vence las adversidades

Cuando Marco Antonio Fernández nació y fue diagnosticado con hipoxia cerebral —déficit de oxígeno— su madre, Nancy Nineth Ramírez, de 49 años, pensó que no sería lo suficientemente fuerte y valiente para darle lo que merecía; sin embargo, con el apoyo de su familia ha logrado enfrentar el desafío.

Nancy Nineth Ramírez junto a Marco Antonio, quien padece hipoxia cerebral y dislalia. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

Nancy Nineth Ramírez junto a Marco Antonio, quien padece hipoxia cerebral y dislalia. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

Ramírez, residente en la colonia Altos del Valle, zona 7 de San Miguel Petapa, cuenta que Tony, como cariñosamente le llaman, nació hace 15 años con complicaciones en los pulmones, hernias e hipoxia cerebral, la cual le ocasionó dislalia —desorden del habla— a consecuencia de un mal control médico y nacimiento tardío.
 
“Cuando lo vi por primera vez dormido en una incubadora con oxigenación artificial y en estado delicado se me desgarró el corazón, pues pensé que nunca despertaría, pero Dios mostró su grandeza en la vida de mi angelito y nos lo dejó para amarlo y protegerlo”, expresó.

Después del nacimiento, Tony fue operado de emergencia por la hernia que tenía en sus genitales. “Fueron largos días de recuperación en un hospital, donde permanecí a su lado para atenderlo y brindarle el amor necesario”, comentó.

Ramírez asegura que lo más difícil fue aceptar que el desarrollo integral de Tony sería tardío y diferente al de los demás niños.

“Caminó a los tres años y empezó a pronunciar palabras a los cinco, ahora su léxico alcanza las dos mil palabras. Me duele ver que cada día su cuerpo crece pero que su mente y corazón es de un niño”, dijo.

Nancy cuenta que cada vez que los niños de su edad le preguntan por qué Tony no puede hablar, se le hace un nudo en la garganta.
 
“Mi esposo y mis otros tres hijos han sido mi apoyo y fuerza para seguir adelante. Nos esforzamos por hacer que los días junto a Tony sean llenos de felicidad y armonía”, comentó.

Nancy Ramírez asegura que ser madre es sinónimo de amor sincero, respeto, lucha y fortaleza.(Foto Prensa Libre: Esbin García)

Ramírez asegura que a pesar de su discapacidad, Tony es un niño cariñoso, amable y feliz, para él no existe la tristeza, la maldad y la injusticia.

Gladiador

“Tony es mi gladiador y yo soy más que su madre, soy su mejor amiga, su médico, su confidente y su maestra. Juntos hemos superado enfermedades, discriminación y tristezas”, refirió.   

La ejemplar madre asegura que está dispuesta a seguir luchando y a dar todo lo que está en sus manos para lograr que Tony sea independiente.

“Tony llegó para alegrarme y hacerme disfrutar de las cosas sencillas de la vida. Basta con su sonrisa y su mirada para darme cuenta de la gratitud que tengo con Dios, por haber permitido ser su madre”, expresó.

Ramírez añade que ser madre de un niño con capacidad diferente implica desarrollar una mayor fortaleza emocional y valentía para salir adelante.
 

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