Eduardo Rojas, vecino, indicó que él llega todos los años a limpiar y adornar el nicho donde están los restos de su mamá, quien falleció a sus 80 años, y a quien recuerda con mucho cariño.
“Este año vine solo porque mis hijos trabajaron pero me llena de satisfacción adornar su tumba y sentarme a recordar sus enseñanzas y sus regaños cuando hacía algo malo”, expresó Rojas.
Lucha constante
Doña María Teresa Pérez, de 65 años, es una madre soltera que durante 45 años, ha tenido que trabajar para alimentar y cuidar a su único, con capacidades especiales, pero debido a su cansancio y edad siente que ya no puede más, por lo que pide ayuda para salir adelante, ella vive en la colonia Monterrey Méndez, El Tejar, Chimaltenango.
Pérez, comenta que desde hace dos años camina unos 300 metros para ir a traer agua junto a su hijo, pero en recipientes pequeños debido al peso.
Debido a que ya no puede trabajar, en los últimos meses camina unos tres kilómetros para llegar al hogar de ancianos que funciona en el casco urbano de El Tejar, allí le regalan los tres tiempos de alimentos a ambos y en algunas oportunidades tiene que madrugar porque si no corren el riesgo de quedarse sin alimentos.
“Lo que más me preocupa es que ya no puedo trabajar y estoy algo enferma, me pone triste el pensar que va a pasar con mi hijo cuando yo ya no esté. Para las festividades solo escucho que celebran y nada más, ya que a mí nadie me celebra las fechas importantes, pero teniendo lo necesario para mi hijo me basta”, indicó Pérez.
Para cualquier ayuda lo puede hacer a través de Elvia Ortiz, al número telefónico 5615 8757, quien es la maestra que imparte clases de Conalfa, en el Hogar de Ancianos y quien dio a conocer su caso.
Arregla Flores
María Orellana Castellanos, oriunda y con residencia en el casco urbano de Santa Elena, Flores, Petén, elabora arreglos florales con el objetivo principal de promocionar el arte de la floristería, con lo cual también ha llevado el sustento a su hogar.
Doña Mary como es conocida, relata que desde pequeña le gustó el aroma de las flores y rosas y que ayudaba a su abuela a podarlo, el trabajar como floristería nace de un arreglo que realizó en el altar mayor de la iglesia católica de Santa Elena, de la Cruz.
Señala que su labor es importante y ha logrado sacar adelante a sus hijos y hermanos.
Alegres abuelitas
El estrés se mata bailando, dicen las alegres abuelitas que han participado en diferentes presentaciones en municipios de Suchitepéquez. Un vestido de color rojo forma parte de los atuendos de las 12 mujeres de la tercera edad que conforman el grupo que inicio en el 2004.
Sonia García, quien lleva 17 años de pertenecer al grupo, dijo que la vida le ha dado la oportunidad de disfrutarla a través del baile.
“Nos encanta que nos inviten a bailar, no importa el ritmo lo que deseamos es presentarnos ante el público que admiren la energía que nosotros tenemos. Hemos participado en carnavales de Mazatenango, y hemos ganado buenos premios. Varias de nuestras compañeras que iniciamos el grupo han fallecido, pero hemos visto que se van felices de haber disfrutado hasta el último momento bailar”. refiere García.
Agregó : “A veces nos pagan y otras solo nos dan comida, pero lo que nos gusta a nosotros es bailar y lucir nuestros trajes. Hoy en el día de la madre preferimos venir a bailar que ir a las actividades de los nietos en las escuelas y colegios.
Madres olvidadas
Un grupo de señoras de la tercera edad, pasaron este 10 de mayo sin alegría de tener a sus hijos, y no porque hayan partido de este mundo, sino porque aseguran haber sido olvidadas desde hace mucho tiempo.
Mientras otras madres fueron agasajadas en lujosos restaurantes o participaron en actos alusivos dedicados por los estudiantes, al menos 10 madres tuvieron que pasar el día en el lugar que nunca los abandona, el Comedor del Adulto Mayor de la cabecera departamental de San Marcos.
Aunque en el comedor les brindaron alimentos, como todos los demás días, la falta de cariño de sus hijos se vio reflejado en el rostro de las madrecitas que son originarias de San Marcos, y algunas aldeas rurales cercanas a la cabecera.
Todas sentadas alrededor de una mesa acompañada de otros ancianitos que a diario llegan buscando comida, mostraron una semblanza de tristeza a pesar de las actividades preparadas.
“La mayoría son de algunas aldeas de San Marcos, muchas han sido abandonadas por sus hijos y se sienten solas, por eso nos visitan no solo hoy, vienen todos los días y aquí se les brinda refacción y almuerzo”, explicó la Sor Roselia Curia, encargada del comedor.
Con información de Rolando Miranda, Víctor Chamalé, Rigoberto Escobar, Cristian Icó y Whitmer Barrera.