La competencia se transmitirá el domingo desde Las Vegas.
“Quiero que ellas vean que cualquier cosa es posible si se trabaja duro”, dijo Linnette de los Santos, quien emigró con su familia de la República Dominicana cuando tenía 5 años.
“Como Miss USA, me encantaría poder ser esa inspiración para nuestra comunidad inmigrante. Si yo hubiese dejado de seguir mis sueños y de trabajar duro por lo que quería, no estaría aquí sentada como Miss Florida USA o en la escuela de leyes, lista para convertirme en una abogada de inmigración”, agregó.
Sus principales retos
De los Santos, Raquel Wellentin (Miss Dakota del Norte), Julie Kuo (Miss Hawái), Olga Litvinengo (Miss Connecticut) y Chhavi Verg (Miss Nueva Jersey) hablaron sobre las oportunidades y los retos que han enfrentado como inmigrantes.
Sus declaraciones contrastan fuertemente con el escándalo que envolvió al certamen en el 2015, cuando su entonces copropietario Donald Trump, hoy presidente de Estados Unidos, ofendió a los hispanos haciendo comentarios antiinmigrantes al anunciar su candidatura a la Casa Blanca.
Trump era dueño de la Organización Miss Universo junto con NBCUniversal, pero la cadena y el canal hispano Univision rápidamente cortaron relaciones con él y se negaron a transmitir la competencia. Trump demandó a ambas cadenas, pero eventualmente llegaron a un acuerdo y vendieron el concurso a la compañía de manejo de talento WME/IMG.
Sus historias
Wellentin y su familia salieron de Filipinas por temores de seguridad cuando ella tenía 2 años. Su primera experiencia de vida estadounidense fue en la pequeña comunidad de Enderlin, Dakota del Norte, donde ella y sus hermanos se sintieron aislados.
“Nadie quería hablar conmigo. Un día llegué a casa y le pregunté a mi papá, ‘¿por qué soy tan diferente? ¿por qué nadie quiere hablarme?’”, relató Wellentin. “Mi papá me dijo, ‘¿sabes?, tú no eres diferente, tú eres única. Tienes que ser fuerte y realmente aceptar esta negatividad de los demás y hacer que ella te motive’. Aún tengo eso en la mente”.
Su situación mejoró cuando se mudaron a Fargo, Dakota del Norte, una ciudad más grande y diversa.
Wellentin, de 24 años, que quiere ser profesora de secundaria una vez que complete un requisito de docencia, dijo que sus experiencias le han enseñado a no aceptar no como respuesta.
“Quiero decirle a la gente que tiene que asegurarse de no permitir que nadie les diga que no pueden hacer algo porque solo uno puede determinar su futuro”, dijo Wellentin.
Como otros miles de inmigrantes, Litvinengo se mudó a Estados Unidos con su familia luego que su madre ganó la lotería para un permiso de residencia. Tenía 3 años cuando salieron de Ucrania, unos pocos años después de que colapsó la Unión Soviética.
La empresaria de 27 años se animó a participar en concursos de belleza cuando no pudo jugar más baloncesto tras lesionarse un pie en la escuela secundaria. Ganó el certamen Miss Connecticut Teen en su primer intento, pero tuvo que competir cinco veces para llegar al Miss USA. Su perseverancia, dijo Litvinengo, demuestra que todo esfuerzo cuenta.
“Quiero mostrar que no importa quién seas, no importa tu origen, tu tamaño o lo que hayas hecho en el pasado, con trabajo duro y disciplina, con perseverancia y determinación, realmente puedes lograr lo que te propongas”, comentó.