Revista D

La estirpe divina kaqchikel

Belehé Qat, llamado también Sequechul, fue uno de los últimos señores kaqchikeles. Un historiador rastreó su linaje a partir de crónicas europeas, fuentes indígenas y documentos oficiales antiguos.

Belehé Qat, o Sequechul, fue hijo del rey Oxlahuh Tzíi, considerado descendiente del ser semidivino Gaqavitz (Volcán). (Ilustración Prensa Libre: Esteban Arreola).

Belehé Qat, o Sequechul, fue hijo del rey Oxlahuh Tzíi, considerado descendiente del ser semidivino Gaqavitz (Volcán). (Ilustración Prensa Libre: Esteban Arreola).

En la década de 1520 Pedro de Alvarado, a su paso por Guatemala, enfrentó a los kaqchikeles liderados por sus señores Cahí Imox y Sequechul. Ambos ascendieron al trono en 1521 y presentaron resistencia por casi una década  a los conquistadores españoles y a sus aliados mexicanos.
De ambos se conoce poco, en especial del rey Sequechul. Si bien sus nombres figuran en varios  textos de los cronistas europeos y en las fuentes indígenas, no se ha dimensionado el rol que desempeñaron durante los primeros años de la invasión.
La identidad del rey estuvo confundida con la de Tepepul, señor quiché. El historiador guatemalteco Carlos Alfonso Álvarez-Lobos Villatoro  hurgó en varios documentos antiguos motivado por la probanza que el portugués Juan Pérez Lobo presentó en el siglo XVI a la Corona Española para reclamar favores y bienes por sus servicios en la expansión del reino.
En ese documento Pérez Lobo cita que está casado con Mencía Rodríguez, bisnieta de Sequechul. El investigador también es experto en genealogía, lo que le permitió ahondar en la ascendencia y descendencia de Mencía, señalando la alta probabilidad de  que la abuela, del mismo nombre, fue la doncella Xuchil que De Alvarado reclamó a los señores kaqchikeles, un hecho que había permanecido más cercano a la leyenda que a un acontecimiento verídico.
Álvarez-Lobos halló también que dos ancestros suyos estuvieron presentes en la boda de otros descendientes de Sequechul, ocurrida a mitad del siglo XVI, sin que ello compruebe su parentesco con el linaje real.
Su trabajo La descendencia castiza del rey Sequechul. La familia Lobo Sequechul de Santiago de Guatemala será parte del próximo número de Anales,  revista especializada de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, de la cual el autor es miembro.
 

El rey Sequechul

Belehé Qat, o Sequechul, fue hijo del rey Oxlahuh Tzíi, considerado descendiente del ser semidivino Gaqavitz (Volcán). Probablemente nació en 1485 y ascendió al trono juntamente con Cahí Imox (Tzinacán), el 16 de septiembre de 1521. Gobernaban cuando en 1524 llegó De Alvarado a su ciudad.  Sequechul  tuvo dos hijos conocidos: Jorge Cablahu Tihax y Mencía Sequechul (Xuchil).
Belehé Qat murió en 1532, antes se convirtió al cristianismo y tomó el nombre de Francisco, igual ocurrió con sus hijos, por lo que adoptaron los nombres Jorge y Mencía. El año de ese suceso se desconoce, pero pudo tener lugar un poco antes de 1526, cuando Mencía se casó con Francisco Sánchez de Aldeanueva, hombre de confianza de De Alvarado.
Belehé Qat, consigna el Memorial de Sololá, falleció “cuando se ocupaba en lavar oro”, una actividad relacionada con el pago de tributos que De Alvarado le exigía y de la cual pudo enfermar gravemente pues no hay detalle de su encarcelamiento como ocurrió con Cahí Imox, quien luego pereció ahorcado.
Jorge Cablahu Tihax, sucedió simbólicamente en el trono a su padre, con las condiciones que impuso De Alvarado y gobernó a partir de 1533, por 29 años, murió en 1565 y tuvo cinco hijos.
Mencía Sequechul, hermana de  Jorge Cablahu Tihax, nació cerca de 1507. Podría ser la doncella que De Alvarado reclamó a los señores kaqchikeles y casó con Francisco Sánchez de Aldeanueva.  En sus probanzas, Juan Pérez Lobo al hablar de los ascendientes de su esposa, identifica a Mencía como la hija del rey Sequechul,  quien tomó ese nombre al aceptar la fe cristiana.
Mencía Sequechul fue primero manceba de Pedro de Alvarado, y luego, por razones quizá políticas o de conveniencia personal, decidió alejarse de ella y la casó con  Sánchez de Aldeanueva, hombre de su confianza, a quien probablemente le sedujo la idea por la dote que le entregó De Alvarado.
Mencía Sequechul procreó ocho varones y cuatro mujeres, y tuvo 22 nietos. Uno de sus hijos, Juan Sánchez de Aldeanueva, nació en Guatemala cerca de 1528, se casó en 1552 con Catalina Rodríguez y fueron padres de varios hijos, entre ellos Mencía Rodríguez, quien nació cerca de 1571 y contrajo matrimonio en 1591 con el portugués Juan Pérez Lobo, autor de las probanzas que despertaron el interés del investigador guatemalteco.

Crónicas y documentos

El cronista más antiguo que da noticia de Cahí Imox y Sequechul es Bernal Díaz del Castillo en su paso por Guatemala en 1526, procedente de Honduras hacia México. Narra que toda la provincia estaba en guerra, y dice: “Luego fuimos camino del asiento de la ciudad, la vieja (Iximché),  donde solían estar los caciques que se decían Cinacan y Sacachul y antes de entrar en la dicha ciudad estaba una barranca muy honda, y aguardándonos todos los escuadrones de los guatemaltecas”.
Bernal plasmó que en esa urbe es donde solían estar Sinacán y Sequechul, señores de Guatemala, y en un punto cercano, aguardaban sus escuadrones, pues por espacio de casi una década los kaqchikeles resistieron la avanzada de los españoles y sus aliados mexicanos desde la protección que la topografía de la zona les daba.
El capitán Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán (1642-1699) en Recordación Florida convirtió  por error la identidad del caudillo kaqchikel Sequechul en Tepepul, líder quiché y señor de Utatlán, es algo que se evidencia cuando afirma que el apellido de la dinastía quiché es Sequechul. Al tiempo que escribió su obra, del personaje aún se conservaba familia conocida. Es probable que su intención haya sido  vincular a los descendientes de Francisco Sánchez de Aldeanueva, conciudadano del cronista.
Fray Francisco Vázquez (1647-1713), franciscano, autor de varias obras y contemporáneo de Fuentes y Guzmán, escribió sus crónicas en un período sugerido entre 1680-1696. Con relación al alzamiento kaqchikel,  asienta que se rebeló “toda la nación cachiquel y reino y reyes de Guatemala en 1526; en ausencia de don Pedro de Alvarado, al tiempo que estaba en Honduras”.  Consta en el Acta de Cabildo de 19 de mayo de 1540  que De Alvarado antes de partir a México con destino a España en 1527  dejó presos “y a buen recaudo a los señores y reyes cachiqueles”,
Fray Francisco Ximénez (1666-1729), dominico a quien se debe el descubrimiento y la traducción del Manuscrito de Chichicastenango o Popol Vuh, al abordar el levantamiento indígena de Tecpán-Guatemala, asevera que en “la parte del Quiché no se levantó, ni hubo tal rey Zequechul. Ese sería algún cacique poderoso Cachiquel, o de otra parte”.
Las fuentes indígenas también aportan datos importantes. El Memorial de Sololá no hace mención de los apelativos mexicanos Sinacán y Sequechul, “probablemente porque sus autores fueron escrupulosos en escribir los nombres auténticos de sus reyes en forma correcta en sus respectivos idiomas”, dice Álvarez-Lobos.
En 1580, Juan de Torres, antiguo señor de la casa de Tamub, una de las tres ramas de la etnia quiché, redactó Historia Quiché en su idioma natal con caracteres latinos, una relación genealógica de su linaje, en que se hallan algunas concordancias con esos y otros documentos  indígenas de la época.
Cuenta De Torres que antes solo había un gran  reino, integrado por quichés y kaqchikeles, y menciona un incidente menor ocurrido en un puesto de mercado pero que trascendió hasta llegar a ser tema de seguridad para el reino, por lo que los señores o reyes tuvieron que intervenir: “conferenciaron entonces Tzinacá y Xiquichul”, menciona el texto, que corresponde a una época muy anterior al nacimiento de los reyes Cahí Imox y Belehé Qat (1485-1532), pero evidencia que ya eran usados esos apelativos por los mexicanos, para identificarlos, respectivamente, Tzinacán y Sequechul.
Para la segunda mitad del siglo XV los sobrenombres Sinacán y  Sequechul, de origen extranjero, que emplea Juan de Torres, son sinónimos para identificar a las casas Zotzil y Xahil, “porque en su tiempo, probablemente ya estaban incorporados al lenguaje cotidiano de castellanos e indígenas”, sostiene Álvarez-Lobos.
Otro documento que aclara la complejidad de estos nombres es el Título de Alotenango (1565), que trata las diligencias judiciales iniciadas por los caciques de Alotenango, contra sus homólogos de Escuintla, por una disputa de tierras. En esa acta del 16 de enero de 1566 compareció el testigo Diego Oselo, natural del pueblo de Siquinalá y dijo: “Es que en un tiempo de los señores de los guatimaltecos, que eran Sinaca y Sacachul y Potocope, tenían guerras con los de Escuintepec y otros pueblos de aquella comarca”.
Las crónicas indígenas escritas después de la Conquista, indica el historiador, ofrecen valiosa información acerca de la identidad del rey Belehé Qat y conforme a dichos documentos no hay duda que es el mismo señor Sequechul.
 

Clanes

Menciona Álvarez-Lobos que los primeros años de la historia de Guatemala (1524-1530) no son del todo claros pues las fuentes primarias  documentales no abundan. Se conservan  únicamente dos cartas de relación de Pedro de Alvarado a Hernán Cortés publicadas en Toledo en 1525, así como con las epístolas de Cortés al emperador, y con  las Actas  de Cabildo a partir de 1524 contenidas en el Libro Viejo de la Fundación de Guatemala.
De la misma época es el relato de Bernal Díaz del Castillo sobre su viaje de Honduras a México con la tropa del capitán Luis Marín.  Y hay otra referencia, que el historiador señala es de capital importancia, el Memorial de Sololá o Anales de los kaqchikeles, en el que se registra cronológicamente los acontecimientos más sobresalientes previos y posteriores a la conquista española y refleja el punto de vista de los vencidos.
Además del Popol Vuh, existen otros manuscritos indígenas denominadas historias, crónicas y títulos que suministran datos complementarios para el estudio de esta etapa de la historia. De la misma naturaleza son las informaciones de los méritos y servicios de los conquistadores y de los primeros vecinos de Guatemala, muchos de ellos testigos presenciales de los hechos que sucedieron en ese período.
Los cronistas de Guatemala, cuenta Álvares-Lobos,  pudieron ocultar ciertos hechos en nada favorables a los conquistadores y por ende, embrollaron la historia de los años siguientes a la fundación de la primera ciudad de Santiago de Guatemala en 1524. Aunque hay académicos que no lo consideran así. De cualquier manera, indica, aún no se logra quitar el velo que cubre los sucesos que siguen a partir de esa fundación hasta la catástrofe de Almolonga, “especialmente los relativos a la insurrección kaqchikel, la plena identidad de sus caudillos, sus nombres, ni el número de los pueblos indígenas que se sumaron al alzamiento”.
Las fuentes documentan los nombres  Sequechul y  Cahí Imox, con los ?títulos honoríficos para rey o señor?, que respectivamente son ahpoxahil y  ahpozotzil. Los historiógrafos reconocen que Cahí Imox fue llamado por los indígenas mexicanos auxiliares de Pedro de Alvarado, como Tzinacán, que en náhuatl significa murciélago, que en  kaqchikel se dice  ?sotzil y a quien los españoles llamaron Sinacán.
El cambio de grafía es otro campo poco estudiado, indica el investigador, algo que fue una constante de uno a otro idioma, tanto con nombres de personas como de ciudades. Lamenta que no se puede rastrear de igual manera la palabra original que derivó en Sequechul. “Hasta hoy no hay uniformidad de criterios entre los diversos autores que han tocado el tema”, dice, pero pesa la teoría que relaciona el nombre con un clan o estirpe. 
 

Probanzas

En la batalla naval de Lepanto (1571), en la que Miguel de Cervantes Saavedra ganó el sobrenombre de manco, también participó Juan Pérez Lobo, quien se casó con Mencía Rodríguez,  bisnieta del rey Sequechul.
En esa ofensiva murió su padre, pero el portugués siguió al servicio de España, luchando, entre otras, en la cruzada de Alcántara, en 1580, y luego, en la toma de las islas Azores, en 1583. Después llegó a Guatemala, poco después se casó con Mencía Rodríguez.
Los aventureros que como él sirvieron a la corona española, presentaban un documento en el que pedían beneficios por haber colaborado en la expansión del reino.
A estos expedientes se les conoce como probanzas, y contenían los méritos y servicios brindados, así como otro tipo de información que reforzara la solicitud.  Juan Pérez Lobo incluyó noticias, datos y documentación de los antepasados de su esposa, incorporando información de Francisco Sánchez de Aldeanueva —ascendiente de su    cónyuge y también conquistador— y de Rodrigo Lombardo, su compañero de avanzada, ambos fueron parte de las tropas de Hernán Cortés y de Pedro de Alvarado.
Sus explicaciones para aclarar el parentesco, cuenta el historiador, le permitieron trazar la línea de la descendencia castiza del monarca indígena.
 

Historiador

Álvarez-Lobos es abogado y, entre otros cargos, fue presidente de la Corte Suprema de Justicia (2001-2002), pero a la par de las leyes se ha interesado por cuatro décadas en la historia y la genealogía. Temas de los cuales habla con pasión y ha escrito para revistas especializadas y publicado libros.
 

Sequechul

El Memorial de Sololá cuenta que Belehé Qat, o Sequechul, murió “lavando oro”,  lo que se entiende como el pago de tributo a los conquistadores. No precisa si estuvo preso u obligado a trabajos forzados. Falleció en 1532.
 

Iximché

El Memorial de Sololá documenta que el 12 de abril de 1524 llegó Pedro de Alvarado a Tecpán-Quauhtemallan (Iximché) y  que fue bien recibido por los reyes y que no hubo guerra. El escenario cambió luego, pues el señorío kaqchikel ofreció resistencia a los conquistadores por casi una década.
 

Tzinacán

Se presume que lideró una segunda rebelión contra los conquistadores. Después de estar en prisión fue ahorcado en 1540.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: