Hay regiones en las que no ha llovido desde hace 10 meses y en las que se ha perdido más de la mitad de la cosecha de maíz y frijol. Ha muerto mucho ganado.
El presidente Juan Orlando Hernández declaró a principios de este mes “emergencia por sequía” en el país.
Y como Pedro, cada vez más centroamericanos tendrán el cambio climático entre las razones que los hacen dejar su país e intentar buscar una mejor vida en otro lugar, principalmente en Estados Unidos.
Así lo prevén los expertos, quienes también advierten que impulsará la migración interna en la región.
Es la conclusión a la que llegaba el Banco Mundial en su reporte “Groundswell: prepararse para las migraciones internas provocadas por impactos climáticos”, publicado en marzo del año pasado.
2 millones de “migrantes climáticos”
Según las proyecciones del Banco Mundial, si los impactos del cambio climático no son tan fuertes, para 2050 podría haber entre 1,4 y 2,1 millones de “migrantes climáticos internos” en México y Centroamérica.
En un escenario más pesimista, podrían alcanzar los 3,9 millones, lo que representaría el 1,9% de la población de la región.
Aunque el reporte se centra en la migración interna, el organismo reconoce que “los migrantes climáticos internos no necesariamente se detienen en las fronteras“.
El cambio climático puede inhibir o impulsar la migración a través de las fronteras dependiendo una gama de factores, dice.
“El cambio climático está emergiendo como un potente motor para la migración interna. Y cada vez más puede influenciar la migración por el calentamiento y la falta de agua, que afectará la agricultura”, le dice a BBC Mundo Kanta Kumari Rigaud, la principal autora del informe.
“Además, el aumento del nivel del mar podría hacer las áreas costeras inhabitables”, añade.
El clima de la región está de por sí caracterizado por los extremos, con sequias y tormentas tropicales, con mucha lluvia y viento.
Pero estos fenómenos están siendo cada vez más intensos.
Las lluvias de verano están empezando tarde y se volvieron más irregulares, dice el estudio del Banco Mundial.
El organismo prevé, además, que la precipitación fluvial disminuirá en México y América Central el próximo siglo, y asegura que habrá cada vez más eventos climatológicos extremos relacionados con el fenómeno conocido como El Niño.
“El cambio y la variabilidad de clima van a afectar significativamente la producción de maíz y frijoles en Honduras, El Salvador, Nicaragua, y en menor grado en Guatemala”, dice.
Como consecuencia, el cambio climático se traducirá en pérdidas económicas para los pequeños campesinos y en aumento de migración.
“La migración en el área fluctúa en respuesta a la variabilidad del clima”, señala.
“Los agricultores que dependen de la lluvia son especialmente vulnerables a las sequías y a los impactos de los ciclones, y sus familias son forzadas a buscar formas de vida alternativas en las ciudades y fuera del país”, asegura.
Los pobres, los más afectados
Los migrantes del clima se irán de los lugares con menos disponibilidad de agua y donde han disminuido las cosechas, así como de los sitios afectados por el aumento del nivel del mar y donde empeoraron las tormentas.
“La migración interna inducida por el clima afecta desproporcionadamente a los más pobres, quienes se dedican a los sectores más sensibles al clima, como la agricultura y las actividades costeras“.
“Además, los desastres naturales y los eventos extremos afectan más a los pobres porque sus recursos para confrontar los riesgos son escasos”, le dice a BBC Mundo Kumari, la autora del informe.
“Sus formas de sustento dependen, además,de ecosistemas cada vez más amenazados“, dice a BBC Mundo Kumari, la autora del reporte.
La migración tendrá también lugar hacia zonas más protegidas dentro de los propios países, por ejemplo a zonas más altas, como las capitales de México y Guatemala.
Acciones a tomar
Recortar la emisión de gases de efecto invernadero es clave para combatir el cambio climático y, como consecuencia, frenar la migración forzada por este fenómeno.
Pero en paralelo, el Banco Mundial recomienda que se diversifique la economía, para que esta dependa de sectores menos sensibles al cambio climático.
Y también propone llevar a cabo una planeación de este tipo de migración.
Esto implica ayudar a que la población que se pueda adaptar a los cambios de clima se quede en sus lugares de origen, asistir en la movilidad a aquellos que estén en riesgo y preparar los lugares que recibirán a los migrantes.
“La buena noticia es que podemos tomar acciones para influenciar la escala, trayectoria y emergencia de los puntos más vulnerables por el cambio climático”, dice la experta del Banco Mundial. “Pero tenemos que actuar ahora”.
Un factor difícil de identificar
Pero el cambio de clima ha sido un factor más difícil de identificar entre los motivos de la migración.
“A menudo esta razón está empaquetada junto con otras fuerzas que empujan a la gente de ir de un lugar a otro y cuesta mucho distinguir qué migraciones son el resultado de los cambios medioambientales“, le explica a BBC Mundo Miranda Hallett, profesora de antropología en la Universidad de Dayton, en Ohio, Estados Unidos.
Hallett, quien estudia la migración en El Salvador desde hace más de 20 años, explica que notó hace unos cinco que cada vez más los campesinos le decían que migraban no solo por falta de trabajo, sino que el medio ambiente cambiaba muy rápidamente y que ya no podían vivir de sus cosechas.
Con su trabajo ha documentado a muchosagricultores que han migrado a EE.UU.
Dice que hablan de sequías cada vez más fuertes y de la degradación de los suelos.
“Son fenómenos que recientemente se ha probado científicamente que se deben al cambio climático”.
Los campesinos saben que sus cosechas son cada vez más escasas y que es cada vez más difícil conseguir agua para regarlas.
3 causas de la migración
Hallett enumera tres causas principales que hacen migrar a la gente de Centroamérica: la violencia, las dificultades económicas y el cambio climático.
Y explica que están interrelacionadas.
De acuerdo a la investigadora, el cambio climático aumenta la desesperación de los jóvenes, que se ven si trabajo y obliga a algunos a unirse a las organizaciones criminales.
Esto a su vez desemboca en más violencia, lo que impulsa también la migración.
“Es una situación compleja y es difícil separar un motivo de otro, pero esos tres son los fundamentales”.
La crisis del café
La producción de café, crucial para miles de agricultores de El Salvador, Guatemala y Honduras, es especialmente vulnerable a las variaciones del clima.
Y es esa una de las razones, además de que cayó su precio a nivel mundial, por la que muchos están dejando de sembrarlo.
En la última década, más del 60% de los agricultores de café en Guatemala, Nicaragua, El Salvador y México han denunciado inseguridad alimentaria durante el ciclo de cosecha, según la Asociación de Especializados en Cafés de América (SCAA, por sus siglas en inglés).
“Trabajaba en una finca de café, pero cada vez había menos cosecha y por la bajada de los precios me despidieron“, le dijo a BBC Mundo un agricultor de El Salvador que viajaba en la primera gran caravana hacia EE.UU.
Rubén, a quien entrevistó la antropóloga Hallett, está ahora en Estados Unidos intentando conseguir el estatus de asilo.
La economía de su familia dependía de sembrar café en El Salvador. Eran parte de una cooperativa a la que cada vez le cuesta más sostenerse.
Según la antropóloga, este caso representa un fenómeno mucho más extenso y global de personas que abandonan sus lugares, directa o indirectamente por el cambio climático y la degradación del ecosistema.
“El gran desafío es crear un ambiente ordenado para la migración internacional, porque con el cambio climático será cada vez más numerosa. Y no vendrá sólo de Centroamérica”, dice la antropóloga.