El objetivo era utilizar instalaciones diplomáticas rusas para evitar que la inteligencia estadounidense monitoreara al equipo de Trump durante el período de transición entre el Gobierno del demócrata Barack Obama y el republicano.
A la reunión con el embajador ruso también acudió Michael Flynn, ex asesor de Seguridad Nacional de Trump. Flynn tuvo que dimitir en febrero por sus vínculos con Moscú, después de que se descubriera que mintió sobre un encuentro con el embajador ruso.
El diario “Washington Post” reveló estas informaciones mientras Trump se encontraba en la cumbre del G7 en Italia.
Tras la divulgacion del caso, la Casa Blanca declinó hoy hacer comentarios al respecto. “No haremos comentarios sobre Jared”, dijo a periodistas el director del Consejo Económico de la Casa Blanca, Gary Cohn.
Según la prensa estadounidense, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ha puesto el foco en Kushner en el marco de su investigación sobre los presuntos nexos entre la campaña de Trump y Moscú.
Trump despidió este mes al director del FBI, James Comey, quien estaba a cargo de coordinar la investigación sobre los presuntos nexos de su campaña con Rusia. Según el presidente, el despido de Comey no tiene nada que ver con la investigación.
El presidente criticó recientemente la investigación sobre el llamado “Rusiagate”, calificándola de “la mayor caza de brujas” de la historia de Estados Unidos.
Un informe publicado en enero por el FBI, la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) concluyó que el Kremlin ordenó intervenir en las elecciones presidenciales de Estados Unios en favor de Trump mediante ciberataques contra la campaña de su rival Hillary Clinton y el Partido Demócrata.
El Departamento de Justicia nombró este mes a un investigador especial independiente para que investigue el “Rusiagate”: Robert Mueller, ex director del FBI (2001-2013) con los presidentes George W. Bush y Barack Obama.