Revista D

Tesoros chapines buscan reconocimiento mundial

Tak’alik Ab’aj  encabeza la lista de 17 bienes que Guatemala pretende sean declarados Patrimonio de la Humanidad.    

Tak'alik Ab'aj, El Asintal, Retalhuleu (Foto: Hemeroteca PL)

Tak'alik Ab'aj, El Asintal, Retalhuleu (Foto: Hemeroteca PL)

Hace unos tres mil años, durante el Preclásico maya (1500-800 a.C.) los mercaderes olmecas que transitaban entre el istmo de Tehuantepec —sur de México— y El Salvador comenzaron a dar vida a lo que hoy se conoce como Tak’alik Ab’aj —Retalhuleu—,  y  que luego se convirtió en el punto de fusión de las dos culturas. Esta riqueza histórica  le proporciona  valor para formar parte de la lista indicativa de Guatemala —formada por 17 bienes—  ante la Unesco.
“Este inventario es un valioso instrumento que permite la adecuada valorización, resguardo y protección del patrimonio cultural y natural, como muestra del desarrollo histórico y espiritual de la humanidad”, señala el informe La lista indicativa de Guatemala,  presentado ante la Unesco en el 2011.
Tak’alik Ab’aj, en el Asintal, Retalhuleu, se desarrolló como uno de los centros más importantes de la época Precolombina, gracias a  su intercambio económico a larga distancia que permitió el tráfico de productos y materias primas en ambas direcciones. Junto con los comerciantes también viajaron las ideas y tradiciones que dieron como resultado una fusión cultural.
El sitio tiene una extensión de 6.5 kilómetros cuadrados (650 hectáreas) y su centro urbano, que se encuentra entre cinco fincas privadas, alberga unas 88 edificaciones y 364 monumentos de piedra de origen olmeca y maya.

Solo tres patrimonios

Hasta hoy, Guatemala solo tiene tres bienes catalogados como Patrimonio Cultural de la Humanidad que  fueron  reconocidos  justo en  los años más cruentos del conflicto armado interno.  En 1979 la Unesco declaró a la ciudad de Antigua Guatemala y al Parque Nacional Tikal, y dos años más tarde al Parque arqueológico ruinas de Quiriguá.
Desde esa época el país no ha recibido otra  noticia similar, a pesar de que mantiene una lista indicativa de 17 bienes,  entres  culturales, naturales y mixtos,  que podrían ser documentados y sustentados para que las autoridades  de la Unesco los proclamen.
Este inventario se  actualiza cada 10 años,  y según el exministro de Cultura y Deportes  y exdirector general del Patrimonio Cultural y Natural, Héctor Escobedo, la primera lista  la entregó Guatemala en el 2001,  y se elaboró cuando era director general del  Patrimonio el doctor Juan Antonio Valdez.  Incluía 18 bienes.
 En el 2010,  la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya —Pacunam—, junto con las autoridades del Ministerio de Cultura y Deportes  y algunas instituciones privadas, organizó  talleres en el Museo Nacional de Arqueología e Historia  con el objetivo de actualizar la lista tentativa y se consideraron  siete  culturales,  cinco naturales y cinco  mixtos. Esta es la que tienen vigencia ante la Unesco, a partir del 2011.  

 Dos mundos

El sitio que tiene más posibilidades  de ubicarse a la par de Antigua Guatemala, Tikal y Quiriguá es  Tak’alik Ab’aj, pues el   expediente que sustenta su valor está avanzado, indica Alba Nidia Pérez, delegada de Patrimonio Mundial de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes. 
Este centro  es catalogado por los expertos guatemaltecos como único porque fue el punto de encuentro entre la cultura olmeca y maya. “Se está apelando a este hecho excepcional que no se registra en otra parte del mundo.  Su valor  universal radica en que en México hay cultura olmeca y maya, pero este lugar fue el encuentro de ambas”, explica Pérez.
Según Escobedo, Tak’alik Ab’aj   cumple con todos los requisitos y condiciones que pide la Unesco, por eso Guatemala  ha priorizado esa propuesta. “La esencia de ese sitio arqueológico es que hay  evidencia de dos mundos, uno  muy ancestral que algunos denominan cultura madre —olmeca—   y el  maya. Es el punto de convergencia”.
Durante el Preclásico Temprano (1500-800 a. C) hubo  una hegemonía de la expresión cultural olmeca en vastas zonas de Mesoamérica,  pero la situación cambió a partir del Preclásico Medio (800-400 a. C) cuando se observó el florecimiento de la ideología maya, particularmente en las tierras altas y bajas, con una compleja cosmovisión que la llevó a colocarse en la cima de las civilizaciones mesoamericanas, explica el documento.
¿Pero qué es lo que detiene la propuesta?  La piedra en el zapato es  que ahora la Unesco exige, aunque los sitios sean  declarados por un solo componente, como sucedió con Quiriguá que fue por cultural, que el entorno natural se integre no para que sea declarado patrimonio mixto, sino para que haya una compromiso en el  manejo amigable de la  biodiversidad”, explica Pérez.
El asunto difícil es que Tak’alik Ab’aj está rodeado por  fincas privadas y es necesario contar con una zona   de amortiguamiento  que esté a nombre del Estado,  y sin estas condiciones  el expediente no pasará, afirma Pérez.

En la ruta

Otro bien que podría estar a la par de los patrimonios famosos del mundo es la Reserva de usos múltiples Cuenca del Lago de Atitlán, que abarca una superficie de 124 mil 722 hectáreas, y es considerada una región prioritaria para la conservación de la biodiversidad del país, señala el informe Lista indicativa de Guatemala.
A ese  valor se debe agregar que bajo las aguas del Lago se encuentra el sitio de Samabaj “que es  una ciudad sumergida,  como la Atlántida,  de las cuales hay pocas en el mundo. Está completa con sus calles y avenidas”, comenta  Pérez.
El 1 de  junio,  la Unesco anunció que estos restos arqueológicos serán examinados por un grupo de expertos el próximo año para “proponer un plan de gestión”  que tenga en cuenta la opinión de los habitantes de la región, para quienes “reviste una importancia sagrada”, dijo la arqueóloga María Helena Barba Meinecke.

Las grandes cuevas

También se trabaja en el expediente de Las cuevas de Naj Tunich, en la aldea La Compuerta, Poptún, Petén. Son ramales que fueron utilizados por los mayas  como centros de culto, por lo que adquieren connotación mágico religiosa.
 “Poseen una belleza excepcional por sus formaciones geológicas y sus imágenes pintadas hace dos  mil años. Naj Tunich significa en maya ‘casa de piedra’”, explica el documento La Lista Indicativa de Guatemala editado en el 2011.

El camino

Para llegar a ser catalogado Patrimonio Cultural, Natural o Mixto de la Humanidad es indispensable, aparte del  valor,   pasar por un largo proceso. El primero es que el sitio debe estar inscrito en la la lista indicativa. “Un país no puede nominar un sitio que no haya estado incluido en este inventario, y tienen que transcurrir por lo menos cinco años dentro de la misma”, explica Pérez.
De esta  nómina  se selecciona una de las propuestas  y se  desarrolla un expediente sobre el cual se va a trabajar como se está haciendo con  Tak’alik Ab’aj. En este paso el Centro de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco coopera   para levantar ese documento que debe ser lo más completo posible “en sus características físicas, sociales y la relación con la comunidad”, agrega Pérez.
El expediente es evaluado en forma separada por las organizaciones Unión Mundial para la Conservación (UICN) y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), los que  envían sus recomendaciones al Comité del  Patrimonio de la Humanidad que se reúne una vez al año para evaluar las solicitudes  y avalar los bienes que incluirá en la lista definitiva.
 “A  veces la decisión de incluir un bien puede ser suspendida para solicitar más información a los Estados miembros”, explica la funcionaria del Ministerio de Cultura.
Hasta el momento Guatemala solo tiene tres lugares declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad, lo cual es poco partiendo de que tenemos una historia de más de tres mil 500 años, más de tres mil sitios arqueológicos y somos uno de los 19 países megadiversos, según datos del Instituto Guatemalteco de Turismo.
“Para la riqueza cultural y natural que tiene el país es muy poco lo declarado como Patrimonio de la Humanidad. En eso debemos estar clarísimos. Otros  países, con lo que tenemos,  ya tuvieran más sitios reconocidos por la Unesco”, concluye  Pérez.

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